De corte no nacionalista, de profunda formación teológica y que aprecia la religiosidad popular, le convierte en un magnífico prelado de la ciudad hispalense
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Mons. José Ángel Saiz Meneses con el Papa Francisco |
La historia siempre es elocuente. Monseñor Saiz Meneses, conquense de
nacimiento, de padres que emigraron a trabajar a Cataluña, es
un hijo espiritual del que fue denostado por el denominado clero nacionalista,
el cardenal Ricardo María Carles, que le nombró para cargos diocesanos en la
Curia y, al final, su auxiliar.
De profunda formación teológica
Don
José Ángel pertenecía a ese grupo de sacerdotes oriundo de Cataluña que
se formó en Toledo. Ingresó al Seminario Menor Nuestra
Señora de Montalegre de Barcelona en 1968. Posteriormente realizó estudios de
Psicología en la Universidad de Barcelona entre los años 1975 y 1977. Como
vocación casi tardía en el Seminario Mayor de Toledo hizo los cursos de
Filosofía, Espiritualidad y Teología (1977 – 1984) y fue ordenado sacerdote en
la Catedral de Toledo el 15 de julio de 1984. Obtuvo consecuentemente el
Bachillerato en Teología por la Facultad de Teología de Burgos.
Un hombre de
profunda formación teológica, de espiritualidad sin fisuras, que
aprecia la religiosidad popular y que ha conseguido uno de los mejores
Seminarios de España en cuanto fue obispo titular. Clave
ésta que dará qué hablar.
Nombrar obispos no nacionalistas
Cuando
se desmembró la archidiócesis de Barcelona, le tocó, en una nueva etapa, la
zona de Tarrasa, que en población no era una diócesis menor. Hasta tal punto
que se le concedió un obispo auxiliar, su fiel hombre de confianza monseñor
Salvador Cristau, que en cierta lógica eclesial debiera convertirse, tarde o
temprano, en el obispo titular de Tarrasa.
Su
nombramiento formaba parte de una idea de nombrar obispos no nacionalistas en
zonas en las que el nacionalismo había arrasado a la Iglesia. Sacerdotes que
hablaran naturalmente la lengua vernácula pero que hubieran tenido una
experiencia formativa fuera de eses entornos. Principalmente el País Vasco y
Cataluña. Estrategia que ahora está en desmantelamiento progresivo tanto en el
País Vasco como en Cataluña.
En
ese proceso de “fundación” de la diócesis de Tarrasa, monseñor Saiz Meneses
tuvo que lidiar con el arzobispo de Barcelona, cardenal Luis Martínez Sistach, que
no fue precisamente generoso a la hora de ceder bienes a la nueva diócesis.
Asunto que, en cierta forma, aún colea.
La llegada de Omella relaja la
tensión
La
llegada de monseñor Juan José Omella a Barcelona relajó la tensión. El
aprecio de Omella hacia Saiz Meneses, y esa pastoral de
“campechana” de Omella, hizo que la tensión se relajara. A medida que pasa el
tiempo, y se acerca la presentación de la renuncia del cardenal Omella a la
sede de Barcelona, el nombre de Saiz Meneses aparecía en todas las quinielas.
En
ese momento se cruzaron los obispos españoles que eligieron al obispo
de Tarrasa miembro del aparentemente poderoso Comité Ejecutivo.
En condiciones normales, cuando los obispos eligen a uno de los suyos para el
Comité Ejecutivo, Roma toma buena nota porque implica un cierto aprecio y una
especie de liderazgo de representación en los órganos eclesiales de las
diversas sensibilidades, como se llaman ahora.
La
operación de llevar a Saiz Meneses al Ejecutivo no salió de Omella pero éste no
veía con malos ojos, porque tarde o temprano le facilitaba una jugada de más
amplio recorrido, “premiar” a Saiz Meneses con un arzobispado de postín,
quitarle de la sucesión de Barcelona y, en el contexto de la reordenación de
los Seminarios de Cataluña, hacer todo lo posible para que el floreciente Seminario
de Tarrasa se integrara en el interdiocesano de Barcelona.
Se barajaron algunos
nombres para Sevilla
La
ocasión era la sustitución de monseñor Asenjo en Sevilla. La presión se
intensificó sobre el Nuncio monseñor Bernardito Cleopas Auza, que, en contra de
lo que se dicen algunos, es un hombre diligente en su trabajo.
Otra cosa es lo que pase en Roma. Y ahí se fueron unos y otros a jugar al
ajedrez con la perspectiva de Sevilla.
Por
cierto que en las jugadas de ajedrez delante de la mesa del Papa con lo que no
se contaba es con el triste fallecimiento del arzobispo castrense, monseñor
Juan del Río, que ha descabalado algunos movimientos.
Para
Sevilla, cuya provisión se había cargado de excesivo simbolismo, se barajaron
muchos nombres. Algunos que están en Roma. Nada que ver con las campañas de
promoción de candidatos de algunos medios. No se trataba solo de nombrar a tal
o cual candidato sino, en no pocas ocasiones, de no nombrar a determinado
obispo.
Diócesis de Tarrasa y su seminario
Y
en esas apareció el nombre de monseñor José Ángel Saiz Meneses sobre el que
coincidían determinados intereses. Un nombre que reiteradamente era sugerido
por sus propios compañeros obispos en los informes a la Nunciatura.
Ojo
con algunos arzobispos, de los que no se habla, que son prescriptores, a los
que el señor Nuncio escucha con atención. Mons. Auza, que ya tiene un
mapa mental bastante preciso de España, se empleó a fondo
en un perfil que, sin duda, se va a convertir en un magnífico arzobispo de
Sevilla.
La
incógnita viene ahora con la diócesis de Tarrasa y con su seminario.