“La memoria litúrgica de Santa Bakhita es un fuerte recordatorio de esta dimensión de la fe y de la oración es un llamamiento a poner en el centro a las víctimas de la trata, sus familias y sus comunidades”
En la VII Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas, el Papa Francisco se dirigió a través de un video mensaje a “todos los que trabajan contra la trata de personas”, a “todas las personas de buena voluntad que rezan, se comprometen, estudian y reflexionan” así como a “quienes han experimentado la tragedia de la trata en sus propias vidas”.
Oración y gestos concretos
“Me complace saber que este año varios
momentos de oración son interreligiosos, uno de ellos también en Asia”, dijo el
pontífice interviniendo en el momento central de la Maratón Mundial de Oración
virtual contra la Trata de Personas. Esta jornada es importante – aseguró –
porque “nos anima a no dejar de rezar y de luchar juntos. Que la reflexión y la
toma de conciencia vayan siempre acompañadas de gestos concretos, que abren
también vías de emancipación social” para que “cada persona esclavizada vuelva
a ser protagonista libre de la propia vida”.
Queridos amigos, este es un Día de Oración.
Sí, hay que rezar para apoyar a las víctimas de la trata y a quienes acompañan
los procesos de integración y reinserción social. Tenemos que rezar para que
aprendamos a acercarnos con humanidad y valentía a quienes están marcados por
tanto dolor y desesperación, manteniendo viva la esperanza. Necesitamos rezar
para ser centinelas capaces de discernir y tomar decisiones orientadas al bien.
La oración toca el corazón y nos impulsa a acciones concretas, a acciones
innovadoras, valientes que saben asumir el riesgo, confiando en el poder de
Dios (cf. Mc 11,22-24).
“La
memoria litúrgica de Santa Bakhita es un fuerte recordatorio de esta dimensión
de la fe y de la oración es un llamamiento a poner en el centro a las víctimas
de la trata, sus familias y sus comunidades”, afirmó también el Santo Padre
compartiendo a continuación algunas ideas para la reflexión y la acción en
relación con el tema elegido: la "Economía sin trata”.
Una economía del
cuidado
Una
economía sin trata – subrayó el Papa en el video mensaje en la VII
Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas – es una
economía de cuidados, hacia las personas y hacia la naturaleza, es una
“economía solidaria”:
El cuidado puede
entenderse como la atención a las personas y a la naturaleza, ofreciendo
productos y servicios para el crecimiento del bien común. Una economía que
cuida el trabajo, creando oportunidades de empleo que no explotan al trabajador
mediante condiciones laborales degradantes y horarios extenuantes. La pandemia
de Covid ha exacerbado y agravado las condiciones de explotación laboral; la
pérdida de puestos de trabajo ha penalizado a tantas víctimas de la trata en
proceso de rehabilitación y reinserción social. En estos momentos donde todo
parece diluirse y perder consistencia, nos hace bien apelar a la solidez que
surge de sabernos responsables de la fragilidad de los demás buscando un
destino común (Enc. Fratelli tutti, 115). Por lo tanto, una economía del
cuidado significa economía solidaria: trabajamos por una solidez que se conjuga
con la solidaridad. Estamos convencidos de que la solidaridad, bien
administrada, da lugar a una construcción social más segura y firme (cf.
ibíd.).
Una economía que
busque la justicia
Una
economía sin trata – precisó a continuación el Pontífice - es una economía
disciplinada con reglas de mercado que promueven la justicia y no exclusivos
intereses particulares:
La trata de personas
encuentra un terreno fértil en el planteamiento del capitalismo neoliberal, en
la desregulación de los mercados que pretende maximizar los beneficios sin
límites éticos, sin límites sociales y sin límites medioambientales (cf. ibíd.,
210). Si se sigue esta lógica, existe sólo el cálculo de ventajas y
desventajas. Las elecciones no se hacen en función de criterios éticos, sino
secundando los intereses dominantes, a menudo hábilmente revestidos con una
apariencia humanitaria o ecológica. Las elecciones no se hacen mirando a las
personas: las personas son uno de los números, incluso para ser explotados.
Una economía
valiente, no miope
Una
economía sin trata – concluyó Francisco - es una economía valiente:
Se necesita valor. No
en el sentido de imprudencia, de las operaciones arriesgadas en busca de
ganancias fáciles. No, en ese sentido no; por supuesto no es éste el valor que
se necesita. Por el contrario, es la audacia de la construcción paciente, de la
planificación que no mira siempre y sólo al beneficio a corto plazo, sino a los
frutos a medio y largo plazo y, sobre todo, a las personas. La valentía de
combinar el beneficio legítimo con la promoción del empleo y las condiciones
dignas de trabajo. En tiempos de fuertes crisis, como la actual, este valor es
aún más necesario. En la crisis, el tráfico prolifera, lo sabemos todos: lo
vemos todos los días. En la crisis la trata prolifera, por lo que hay que
reforzar una economía que responda a la crisis de forma no miope, de manera
durable, de manera sólida.
“Queridos hermanas y queridos hermanos, finalizó el Santo Padre - pongamos todo esto en nuestra oración, especialmente hoy, por la intercesión de Santa Bakhita”.
Vatican News