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Una prioridad compartida por EE.UU. y la Santa Sede
En sus palabras de bienvenida, la embajadora de los Estados Unidos ante
la Santa Sede, Callista Gingrich, destacó: "promover y asegurar el derecho
universal a la libertad religiosa es una prioridad compartida por los Estados
Unidos y la Santa Sede". Esta colaboración preserva este derecho –
continuó - en un momento crítico en el que la libertad religiosa internacional
debe ser promovida y defendida.
Testimonio moral
El Secretario de Estado de EE.UU., Michael Pompeo, abrió su discurso
reflexionando sobre la Segunda Guerra Mundial, con motivo del 75º aniversario
de su finalización. Relató la historia del P. Bernard Lichtenberg, arrestado
por el régimen nazi por su franqueza y su oración pública "por los judíos
y otras víctimas de la brutalidad nazi". También recordó el papel
fundamental del Papa Juan Pablo II en el inicio de la revolución de la conciencia
que derribó la Cortina de Hierro. El Secretario de Estado de EE.UU. criticó
entonces a China en relación con la libertad religiosa. La libertad religiosa,
dijo, “depende del liderazgo cristiano y del testimonio moral de aquellos que
han resistido la persecución”.
La libertad religiosa es importante para la Santa Sede
Representando a la Santa Sede estaban el Cardenal Secretario de Estado
Pietro Parolin y el Arzobispo Paul Richard Gallagher, Secretario de la Santa
Sede para las Relaciones con los Estados.
El arzobispo Gallagher transmitió el saludo del Papa Francisco a los
participantes, diciendo que el Papa "es consciente de este encuentro sobre
un tema de gran importancia para la Santa Sede, especialmente en sus
actividades diplomáticas tanto a nivel bilateral como multilateral".
Derecho a la libertad religiosa
El arzobispo reconoció que ha aumentado la conciencia sobre el papel
que desempeñan las religiones en cuestiones como la paz, la seguridad y la
coexistencia mutua a nivel internacional. Debido a esta realidad, la protección
de la libertad religiosa "es una de las principales prioridades políticas
de la Santa Sede", afirmó. Es importante, debido a la dignidad innata de
la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, y es "fundamental
para la identidad de cada persona", su propio desarrollo integral y el de
la sociedad.
Tipos de persecución religiosa
La persecución de las libertades religiosas no se limita a la
persecución física. Las tendencias ideológicas y el silenciamiento a través de
la "corrección política", son también formas de atacar la libertad
religiosa, explicó el arzobispo Gallagher. Particularmente inaceptable y
ofensivo - añadió - es la presión de que la libertad religiosa y la objeción de
conciencia deben ser abandonadas en nombre de la promoción de otros llamados
derechos humanos.
La Santa Sede al servicio de los perseguidos
“La Santa Sede se compromete a permanecer en la discusión”, continuó el
Arzobispo. Esta discusión, está ahora guiada por la "enseñanza y el
compromiso" del Papa Francisco, y subraya "la importancia del diálogo
y la comprensión mutua entre los pueblos y las sociedades" y las
persuasiones "religiosas diferentes".
Dos paneles de discusión siguieron a las observaciones del Arzobispo
Gallagher: 1. Herramientas diplomáticas para identificar las áreas de
preocupación donde la libertad religiosa está amenazada y 2. La diplomacia y la
cooperación internacional.
La libertad de conciencia
Al concluir el simposio, el cardenal Parolin reiteró que la defensa y
la promoción de la libertad religiosa constituyen un "sello distintivo de
la actividad diplomática de la Santa Sede". Este derecho, junto con el
"derecho inviolable a la vida" es la base de todos los demás derechos
humanos, aseguró el Cardenal. Cuando esta libertad es violada, el
"disfrute de todos los derechos" se pone en peligro. La libertad de
conciencia también está íntimamente relacionada con la libertad religiosa
porque es el "santuario interior" en el que descubrimos una ley que
"no nos hemos impuesto", pero que "debemos obedecer".
La exagerada libertad personal
El Cardenal Parolin expresó la idea de que las violaciones contra la
libertad religiosa hoy en día tienen sus raíces en una mala comprensión de la
libertad humana. La intolerancia se demuestra no sólo prohibiendo a las
personas el ejercicio de su religión, sino también a través de "las voces
intolerantes de los políticamente correctos" que a su vez son intolerantes
con las creencias religiosas de los demás. “Cuando el bien más elevado que se
puede alcanzar es el de eliminar cualquier obstáculo a la libertad individual
de elegir, lo que conduce a una libertad personal exagerada, el bien común se
ve amenazado”, indicó. “Este tipo de libertad está enraizada en el yo, más que
en el Creador, y no busca el bien de los demás”.
La libertad de buscar la verdad
En su conclusión, el Cardenal señaló que entender la libertad religiosa
únicamente como "libertad de coerción" es sólo una comprensión
parcial. El aspecto positivo de esta libertad es "la libertad de buscar la
verdad", la "libertad de creencias". Es la libertad de descubrir
"la verdad última de la existencia, el origen y el destino de uno dado por
el Creador". Esta es la "herramienta", dijo, que debe ser dada a
los creyentes. A menos que los creyentes descubran el propósito para el que
fueron creados, "un fin que existe más allá del yo", agregó el
Cardenal, "no podemos esperar sino encontrar una sociedad en crisis con
cada uno de nosotros incapaz de abrazar a nadie más que a nosotros
mismos".
Respondiendo a las preguntas de los periodistas al margen del Simposio,
el Cardenal Parolin declaró que la Santa Sede cree en una política de dar
pequeños pasos y que el Acuerdo sobre el nombramiento de obispos es un paso
hacia una mayor libertad religiosa también. Por lo tanto, declaró que no es
apropiado usar el tema del Acuerdo entre la Santa Sede y China para propósitos
electorales internos en los Estados Unidos.
Hna. Bernadette Mary Reis - Ciudad del Vaticano
Vatican News