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Jimmy Lai, durante su detención el pasado mes de agosto |
Lai fue detenido en agosto por más de 200 policías de Hong
Kong en virtud de la recientemente impuesta ley de seguridad nacional
impuesta por China. Junto a él fueron arrestados otros activistas católicos
prodemocracia. Puesto en libertad días después se enfrenta ahora a duros cargos por parte de la dictadura
comunista. Y aunque por su ciudadanía británica puede huir del país ha
decidido quedarse y afrontar lo que le pueda ocurrir. Y todo ello lo hace en
virtud de su fe católica.
Así lo ha expresado Jimmy Lai en una entrevista con
el Napa Institute que recoge el National Catholic Register. “Cuando te elevas por encima
de tu propio interés, encuentras el significado de la vida. Te das cuenta de que estás haciendo lo correcto, lo cual
es maravilloso. A mí esto cambió mi vida en algo diferente”, dijo este
hombre que podría haber evitado todos los sufrimientos que ha padecido y
padecerá, pero que optó por seguir los dictados de su conciencia y de su fe.
Lai ha
afirmado que se ha comprometido todos estos años con el movimiento
prodemocrático de Hong Kong debido a “la enseñanza del Señor de que tu vida no se trata de ti mismo”.
Lo argumenta de este modo: “De la forma en que lo
veo, si sufro por la causa correcta, solo define la persona en la que me estoy
convirtiendo. Solo puede ser bueno para mí convertirme en una mejor persona. Si crees en el Señor, si crees que
todo el sufrimiento tiene una razón, y el Señor está sufriendo conmigo...
me da paz".
La historia de Jimmy Lai no ha sido sencilla. No
alcanzó el poder y el reconocimiento con facilidad. Llegó a Hong Kong desde la China continental a los 12 años
como polizón y sin una moneda en sus bolsillos. Su madre pasó los primeros
años de la vida de Lai condenada en un campo de trabajo comunista.
En Hong Kong, este hombre logró crear una
importante cadena de tiendas de ropa lo que le granjeó una gran fortuna, que ha
dedicado en buena parte también en la adquisición de medios de comunicación críticos con el Partido
Comunista chino.
Lai tiene ciudadanía británica pero ya ha asegurado
que no abandonará Hong Kong. También ha señalado que su familia apoya su
decisión de quedarse, pero teme por su seguridad. "Si me voy, no solo renuncio a mi destino, renuncio a Dios,
renuncio a mi religión, renuncio a lo que creo", dijo. Y añadió:
"Soy lo que soy. Soy lo que creo. No puedo cambiarlo. Y si no puedo
cambiarlo, tengo que aceptar mi destino".
En la entrevista Jimmy Lai afirma que su esposa
siempre ha sido una católica piadosa y que incluso antes de su conversión él la
acompañaba a misa cada domingo. Pero
un momento dado este empresario de éxito se dio cuenta que también necesitaba a
Dios en su vida, de manera cercana y personal. Fue bautizado en 1997
por el cardenal Zen, ahora arzobispo emérito de Hong Kong, y uno de los mayores
críticos con la el régimen comunista y los acuerdos firmados entre China y la Santa Sede para
el nombramiento de obispos.
En su opinión, China necesita el liderazgo moral
del Vaticano, pero expresó su decepción con este acuerdo entre la dictadura y
roma. El poder de la Santa
Sede es moral y virtuoso más que temporal, dijo Lai. Y por ello debe
defender los valores morales cuando más lo necesitan, agregó.
Precisamente, Lai considera que los valores son fundamentales y el Partido
Comunista chino está amenazando los valores cristianos y extendiendo
su influencia a todas las esferas internacionales, incluyendo el cine y el
deporte profesional.
A su juicio, la pandemia de COVID-19 es un "
Pearl Harbor" para el mundo, que debería sacar al mundo de la
complacencia. "Deberíamos mirar los hechos. Deberíamos mirar lo que le han
hecho al mundo, cómo tratan con el mundo", indica Lai. "El
problema al que nos enfrentamos ahora es que China va a ser la más poderosa,
económicamente, del mundo.
Ahora es el momento de que cambiemos la actitud con respecto a China... de lo
contrario, nos cambiarán a la suya".
La vulnerabilidad del régimen comunista está
precisamente en la moralidad y los valores, puesto que no sólo quiere eliminar a Dios
sino que quiere “ser” Dios. Lai señala El presidente chino, Xi
Jinping, quiere ser respetado como alguien todopoderoso, y es por eso que el
Partido Comunista busca controlar la religión.
Los católicos han estado fuertemente involucrados
en las protestas a favor de la democracia en Hong Kong, que llegaron a un punto
crítico durante el verano de 2019. "Nuestro instinto nos urge a
enfrentarnos a la injusticia, al mal. Al ser católico tienes el instinto de enfrentarte a lo que está
mal, porque esa es la forma en que caminamos con el Señor ",
observó Lai.
“El Vaticano solo puede depender de su virtud y
poder moral para convertir al pueblo chino de la dictadura del
ateísmo. Los chinos buscan fe, además de una vida material. China
ciertamente ha mejorado la riqueza y los medios de vida de las personas en los
últimos 40 años. Pero cuanto
mayor éxito material tienen, más vacío sienten en su corazón”, recalcó Jimmy
Lai.
Por ello, este católico asegura que el vacío moral en China es una
oportunidad para que el catolicismo lo llene, para enseñar a la gente que
"la vida es más que pan".