Llevamos
unos días de lluvias muy fuertes. El otro día iba a bajar a Laudes y, de
repente, escucho en el dormitorio un clac, clac, clac... Me asomo y ¡una
gotera!, rápido a por un cubo y un trapo dentro (para que no suene mucho); bajo
por las escaleras y otro clac, clac, clac, ¡ahora en el claustro! Otra gotera,
otro cubo... Y ya me fui a Laudes. Es que, cuando llueve muy fuerte y
abundante, los canalones no dan de sí para canalizar el agua y se desbordan,
igual que los tejados: cuando la lluvia es tan fuerte, se filtra agua, lo que
normalmente no pasa.
Me
impresiona la fuerza del agua y la cantidad, era imparable; y, como
consecuencia, teníamos esas goteras.
Ya
en Laudes le preguntaba al Señor: ¿cuáles son mis goteras? Porque es verdad que
vivo muchas cosas con mucha intensidad, y al final se me cuela el agua.
Qué
fácil se hacen las goteras; tan sencillo como empezar las clases, volver a
trabajar, la casa, los hijos, los compañeros... la convivencia es un medio de
goteras, pero lo importante no es la gotera, sino saber poner un cubo para
recoger el agua. Porque muchas veces no podemos evitar ciertas situaciones o
circunstancias, pero sí podemos hacer que esa agua no provoque más destrozos. Y
el camino es Jesús, Él nos da su amor, Él nos da esta mañana un cubo para
recoger el agua, Él te da su amor para que hoy puedas relacionarte.
No
te quedes en que tienes goteras, mira a Jesús y coge el cubo que te está
ofreciendo para recoger el agua. No te quedes en lo que está pasando, sino en
la solución que Él te está poniendo en las manos. Porque muchas veces solo
damos vueltas a los problemas, y Jesús nos muestra una salida, un camino para
solucionarlo, pero necesitamos querer verlo y seguirlo.
Jesús
a sus discípulos les hablaba en parábolas, les mostraba la sabiduría de la vida
que es vivir desde el amor, recibiéndolo del Maestro primero, y después dándolo
a los demás.
Hoy
el reto del amor es no detenerte en la gotera, sino coger el cubo y recoger el
agua. Escribe un mensaje a tres personas que sientas que tienes goteras con
ellas, un sencillo “buenos días”, un “te quiero”, un “perdona”, es suficiente
para empezar llenando el cubo.
VIVE
DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma
