El
Cardenal Juan José Omella, Arzobispo de Barcelona (España) explicó en su carta
semanal quién fue San Lorenzo, su relación con la lluvia de estrellas llamada
Perseidas y la importancia de rezar por quienes se preparan para el diaconado
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Perseidas. Crédito: Archidiócesis de Barcelona |
En
los meses de julio y agosto tiene lugar en el hemisferio norte la llamada
“lágrimas de San Lorenzo”, que toman el nombre porque alcanzan su mayor
actividad en torno al 10 de agosto, que es la fecha en la que se celebra
a este santo.
Estas
“lágrimas” son también conocidas como “las perseidas” y son una lluvia de
meteoritos provocada por el polvo que deja la cola del cometa Swtif-Tuttle que
cada año atraviesa la Tierra en esa fecha y dejan a su paso impresionantes
trazas de luz.
El Cardenal Omella explica en su carta semanal
quién fue San Lorenzo que, según la tradición nació en Huesca (España) a
finales del año 225, fue ordenado diácono en Roma y encargado de administrar
los bienes de la Iglesia y cuidar de los pobres.
“Durante
la persecución ordenada por el emperador Valeriano, el 10 de agosto del año
258, cuatro días después del martirio del papa Sixto II y de cuatro diáconos
romanos que lo acompañaban, Lorenzo fue encarcelado”, precisó.
El
Cardenal Omella recordó que cuando se le pidió a San Lorenzo que entregara los bienes
de la Iglesia y “él reunió a todos los pobres de Roma a los que asistía y los
presentó a las autoridades romanas, ya que ellos eran la verdadera riqueza de
la Iglesia, y les dijo: “Ahí están los tesoros de la Iglesia; siempre aumentan,
no disminuyen nunca”. Esta reacción enfureció aún más al emperador, que lo
condenó a muerte y lo quemó en una hoguera encima de una parrilla”.
Y,
según precisa, “las
Perseidas se asociaron a las lágrimas que lloró el santo al ser martirizado”.
De
esta manera, el Arzobispo de Barcelona también subraya que “San Lorenzo es uno
de los santos más venerados en la Iglesia, ya desde el siglo IV, es patrón de
muchas ciudades y de muchos oficios, y también es patrón de los diáconos en
muchas diócesis por su testimonio de servicio a la Iglesia hacia los más
necesitados”.
Además precisa que “Jesucristo, con su
testimonio y sus palabras, confió a la Iglesia el servicio atento y amoroso a
los pobres, a los enfermos y a los más vulnerables y frágiles de la sociedad” y
“el servicio de la diaconía se encuentra en el centro de la misión y, por
tanto, toda la Iglesia, siguiendo el ejemplo de Jesús y de San Lorenzo, debe
ser servidora de los más pobres y necesitados”.
Por eso el Cardenal Omella invitó a
“mirar al cielo y a rezar por la santidad de nuestros diáconos permanentes y
por todos los que se preparan para este ministerio”.
Fuente: ACI