El Obispo de San Carlos (Venezuela),
Mons. Polito Rodríguez Méndez, indicó que “las plagas de Egipto no son nada
comparado con lo que está viviendo Venezuela” y pidió la ayuda internacional
para enfrentar la crisis que atraviesa el país y que afecta principalmente a
los más pobres
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Imagen referencial. Créditos: Pixabay |
En
una entrevista a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), Mons. Rodríguez indicó
que el país está entrando en una etapa de hambruna cada día peor, por la
economía paralizada y el producto bruto interno que se encuentra por debajo de
cero.
“Los
más afectados son los más pobres, no tienen nada de comer, no tienen
posibilidad de vivir una vida digna”, agregó.
Según un
estudio de la plataforma independiente de estudios estadísticos ENCOVI,
Venezuela se encuentra en una situación económica similar a países africanos,
situándose por debajo de Chad o la República Democrática del Congo.
“Si
se determina a través de la línea de pobreza, se encuentra que 96% de los
hogares están en situación de pobreza y 79% en pobreza extrema, hecho que
significa en el último caso que los ingresos percibidos son insuficientes para
cubrir la canasta alimentaria”, indicó la institución.
Mons.
Rodríguez señaló que, si bien el pueblo es pobre, a partir de la pandemia de
coronavirus, la situación se ha vuelto inviable.
“Una familia gana unos tres o cuatro
dólares por mes. Un cartón de huevos cuesta dos y un kilo de queso tres
dólares”, añadió. “Llevamos una cuarentena de más de dos meses y todo se ha
encarecido muchísimo. Es imposible seguir así”.
El
Prelado indicó que es probable que en Venezuela la crisis por la pandemia
empeore en los siguientes meses y eso afectará gravemente a la Iglesia en el
país, la cual ya se encuentra sin recursos económicos.
“Llevamos
cuatro meses con los templos cerrados, los sacerdotes no tienen qué comer. El
obispo va haciendo milagros”, añadió.
Además,
Mons. Rodríguez señaló que otro gran problema es la disminución en las remesas
que envían desde el extranjero los aproximadamente cinco millones de
venezolanos que han emigrado.
“El
otro día, me encontré a un seminarista llorando. Sus padres habían sido
despedidos, no tienen para vivir y no pueden mandar a su hijo nada. Vivimos de
la providencia de Dios”, lamentó.
Por
la crisis actual, las fronteras del país están cerradas para evitar el ingreso
de los migrantes que, al haber perdido su trabajo, intentan volver a Venezuela
desde Colombia, Perú, Chile o Argentina, y pueden convertirse en un foco
infeccioso de COVID-19.
“Muchos
migrantes intentan volver por caminos ilegales, algunos caminando 22 días por
trochas”, señaló el Prelado. “Se han creado lo que llaman ‘centros centinelas’
para los que han regresado”, pero al haber hacinamiento y falta de baños e
higiene, muchos “piensan que no son dignos y no quieren ir ahí, se esconden”,
agregó.
Asimismo,
la situación ha empeorado por una reciente plaga de gusanos que ha acabado con
plantaciones en los estados de Cojedes, Portuguesa y Barinas.
“Las plagas de Egipto, no son nada en
comparación con lo que estamos sufriendo aquí, se han quedado pequeñas”,
comentó Mons. Rodríguez.
En medio de la crisis, el Obispo de San
Carlos indicó que no pueden flaquear, pues a pesar que la situación sea
sobrecogedora, la población sigue necesitando asistencia espiritual en estos
momentos difíciles.
Mons. Rodríguez indicó que pide a Dios
que les de fortaleza para poder ayudar a tantas personas que pasan necesidad y
enfrentan una crisis que va creciendo año tras año.
“A pesar de las limitaciones personales,
no vamos a dejar solo al pueblo en esta terrible situación que estamos pasando,
y no me refiero sólo al ámbito de ayuda humanitaria, sino también de fortalecer
a la persona a nivel integral, a luchar contra la corrupción, la desidia, la
falta de responsabilidad”, agregó.
Finalmente, pidió el apoyo internacional
y señaló que como país no podrán salir adelante sin la intervención caritativa
externa.
“No queremos intervenciones y menos
armadas, pero hay que pedir ayuda internacional humanitaria y sanitaria porque
si no, no nos queda otra alternativa: o nos mata el Covid o nos mata el
hambre”, concluyó el Obispo de San Carlos.
Fuente:
ACI