Nueva
perspectiva
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Tengo
gafas, pero casi nunca las uso, ya que son para lejos y normalmente ya me
conozco los sitios y nos las suelo necesitar. Pero estos días me han cambiado
todo, y es que, como hay que ver la eucaristía en pantalla, o me pongo las
gafas o todo lo veo borroso.
Y
siempre me pasa lo mismo; cuando me las pongo, pienso que es un milagro: cómo
todo se convierte en nítido, todo cobra luz, belleza y, sobre todo, claridad. Y
lo que antes me parecía “más o menos”, ahora ya es certeza de lo que veo.
Eso
es un poco lo que nos puede estar pasando: después de tantos días de
cuarentena, empieza a nublarse todo, no acabamos de ver el final del túnel. Y
la desilusión, la pereza, la desgana pueden llamar a nuestra puerta y quizás
les abramos.
Porque
quizás estés pensando que, si todo hubiera sido normal, ahora estarías con tus
planes de Semana Santa. Y la realidad te dice que no. Pero que las circunstancias
nos cambien no tiene que ser que sea para peor, ni mucho menos.
Ayer
fue mi cumpleaños y, ¡qué distinto a otros años!, pero, ¡qué especial fue! Lo
vivimos desde, en y para la Comunidad.
Cada
una se volcó para que fuera especial, y hubo sorpresas que nunca hubiera
imaginado. Entre ellas, a las 8:00 de la tarde, los bomberos empezaban su
vuelta por el pueblo con la música... y la sorpresa fue que empezaron aquí, en
el Monasterio, ¡y me felicitaron! Fue emocionante verles a todos aplaudiendo, y
a tope por los altavoces sonando el “Cumpleaños feliz”. Nunca lo hubiera
imaginado, me sentía niña, viendo a los héroes de mis bomberos viniendo a mi
ventana a felicitarme. Este regalo solo ha sido posible gracias a esta
situación.
Cristo
siempre nos da la mano para hacer cada día nuevo, para quitarnos la niebla y
ser luz en nuestras vidas. No pienses en lo que hubiera sido. Párate a orar y
pídele al Señor unas gafas para verle en esta Semana Santa.
Él
se va a derramar muy fuerte en nuestro interior, solo necesita que le dejemos,
que contemos con Él. Porque Él muere por ti, por todo aquello que te está
pesando o te causa dolor en este momento. Para Él, tu dolor no es indiferente.
Él carga con ello para llevarlo a la cruz y dejarlo clavado, para así
resucitarlo y devolvértelo con vida. Porque si tú quieres, puedes vivir esta
Semana Santa como única en tu vida; no dejes pasar la oportunidad, no te dejes
llevar por la corriente.
Hoy
el reto del amor es planificar estos días, qué momentos vas a dedicar a orar, a
asistir a los Oficios, a ver una peli de Jesús, escuchar una canción. Vive la
Semana Santa, no dejes que te viva.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma