Sobre
las apariciones de la Virgen de Fátima en Portugal muchas personas deben haber
oído hablar del “Milagro del Sol” de 1917, pero pocos conocen que San José
también estuvo presente en la visión de Sor Lucía
Milagro
del sol (1917) y pintura de San José /
Foto:
Captura de YouTube y Flickr de LawrenceOP (CC-BY-NC-2.0)
|
La Sierva de Dios y vidente de Fátima, Sor
Lucía, describió la aparición en sus Memorias:
“Desaparecida Nuestra Señora en la inmensa lejanía del firmamento, vimos al
lado del sol, a San José con el Niño y a Nuestra Señora vestida de blanco, con
un manto azul.
San José con el Niño parecían bendecir al mundo, con unos gestos
que hacían con la mano en forma de cruz”.
“Esto reitera la importancia del papel de
San José dentro de la Iglesia. Dice tanto para nuestro mundo de hoy. Es el
gigante silencioso, el amigo olvidado que está constantemente presente”,
explicó Mike Wick, director ejecutivo del Institute on Religious Life,
apostolado que promueve y apoya el crecimiento, desarrollo y renovación de la
vida consagrada.
Además, Wick dijo que la presencia de la
Sagrada Familia en la última aparición de Fátima es un “recordatorio oportuno”
de que la Iglesia debe ser “la familia de Dios”.
“San José, que es jefe de la Sagrada
Familia, nos da una gran instrucción sobre el plan de Dios”, añadió.
En ese sentido, Mons. Joseph Cirrincione,
estudioso por más de 40 años de las apariciones de Fátima, detalló en su libro
“St. Joseph,
Fatima and Fatherhood” (1989) que las apariciones definitivamente
son un recordatorio de la importancia de la paternidad.
“La paternidad de San José, como con todos
los padres humanos, es el reflejo en una criatura de la paternidad de Dios
Padre. La visión de San José y del Niño Jesús bendiciendo al mundo, con María
al lado del sol, que no ha dejado su lugar, es la seguridad de Dios de que,
aunque el hombre pueda rechazarlo, Dios
nunca rechazará al hombre”, enfatizó.
Cuando la pacífica escena familiar es
interrumpida por los giros del sol durante el Milagro del Sol, Mons.
Cirrincione cree que se trata de “un presagio siniestro de las consecuencias
para el mundo, que seguramente se sentirán si la verdadera paternidad de Dios y
el tradicional papel fuerte del padre de la familia son rechazados por la
humanidad”.
“El Milagro del Sol representa no tanto una
amenaza de males venideros, sino un presagio del destronamiento de Dios Padre y
una indicación de las terribles consecuencias que seguirán”, resaltó.
Mons. Cirrincione explicó “que la
paternidad humana, como reflejo de la paternidad de Dios, fue diseñada para ser
el pilar de la familia” y que la “desaparición de la estima por la paternidad
ha llevado al colapso de ese pilar y a la desintegración de la familia”.
En el siglo IX, el Papa León XIII consagró
el mes de octubre a la Virgen del Rosario –título con el que María se llamaría
a sí misma en Fátima–, y en su encíclica Quamquam Pluries (Devoción a San José)
de 1889, el Papa pidió “que el pueblo cristiano invoque continuamente, con gran
piedad y confianza, junto con la Madre de Dios, a su casto esposo San José”.
Debido a que era “de gran importancia la
devoción a San José” este Papa escribió y ofreció una oración al Santo Custodio
para que fuera recitada después del Rosario durante el mes de octubre.
La oración puede encontrarla AQUÍ.
Traducido y adaptado por Diego López
Marina. Publicado originalmente en National Catholic Register.
Fuente: ACI