Todo
tiene su momento
Hola,
buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Tengo
un tiesto “sin nada” en mi ventana… ¡Bueno, “sin nada” aparentemente!: La
primavera pasada, me lo regalaron con unas campánulas blancas de muget. Es una
planta muy olorosa y delicada, que en Francia, se la regalan unos a otros el
día 1 de mayo, como gesto de amor… Pero una vez que han pasado unas semanas,
ofreciendo su aroma y belleza, se seca la mata...
Yo
miraba todo este invierno mi tiesto vacío, con unas ramas bien secas… El otro
día, se me ocurrió tirar de estas ramas y salían sin dificultad. Pero hubo dos
de ellas a las que les costaba, así que tiré más fuerte y apareció a ras de
tierra una punta blanca muy tierna... La rama seca la protegía, para, a su
tiempo, romper el cascarón y crecer con toda su fuerza…
Tuve
la impresión de haber forzado la naturaleza, dejando al desnudo lo que, en su
momento, brotaría solo, pero ya no tenía remedio… Y vengo observando que… ¡está
ahí la punta blanca y no hace nada!…
Pues
el Señor, me dio una “lección ecológica”: el crecimiento y proceso de la planta
está muy bien; el Creador, no se equivocó al hacer las cosas así… Soy yo, que,
como vivo en el tiempo y sin perspectiva de Creador, tengo prisa porque las
cosas se hagan “ya”, y no a su debido tiempo…
Y
pensé en mis hermanos y en las personas que conozco: ¡Cuántas veces, mi torpeza
se imagina que ese hermano tendría que cambiar en “esto”, “ya y ahora”!... ¡O
que el otro, debería amar con la plenitud que a mí se me antoja, en mis
prisas!... ¡O que debería de ceder en “esto” o en “aquello”, que mi
perfeccionismo me lo pinta tan claro!…
¡Y
no! Jesús, en Su Palabra me dice que todo en su vida y en la vida de sus
apóstoles se hizo en su momento por el Padre: ¡Jesús, siendo Dios, no por ello,
dio un salto de niño y se plantó en adulto porque tenía prisa por dar a conocer
el Amor del Padre!… ¡No, Él supo obedecer con Amor a las leyes de la naturaleza
que, con infinita sabiduría, había puesto Dios, en todas las cosas!…
Pensaba
en la oración que Jesús tenía “su hora”. Y aunque Él dijo: “¡He venido a
prender fuego en el mundo y ojalá estuviera ya ardiendo!”, no se refería a la
precipitación en la Obra, sino al deseo de que el Amor del Padre, llegara a todos
los hombres y fueran salvados en Él…
Hoy
el reto del amor es frenar mis impulsos de que las cosas sean “ya”, y pedirle
al Señor que se haga su Voluntad en todo y a su debido tiempo…
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma