Sigan
llevando el Evangelio por todas las periferias, traspasando todo tipo de
fronteras geográficas, culturales y espirituales
El
Santo Padre Francisco ha celebrado esta tarde en la Basílica de San Pedro la
Santa Misa para la comunidad filipina que vive en Roma, con la que da inicio su
tradición del Simbang-Gabi: una novena de celebraciones eucarísticas en
preparación para la Navidad. Francisco los ha animado a seguir siendo "contrabandistas
de la fe", es decir, a seguir llevando el Evangelio por todas las
periferias, traspasando todo tipo de fronteras geográficas, culturales y
espirituales.
A
continuación compartimos la Homilía del Papa Francisco a la comunidad filipina
de Roma:
Queridos
hermanos y hermanas: Celebramos hoy el tercer domingo de Adviento. En la
primera lectura, el profeta Isaías invita al mundo entero a alegrarse por la
venida del Señor, que trae la salvación a su pueblo. Viene a abrir los ojos a
los ciegos y los oídos a los sordos, a curar a los cojos y a los mudos
(35:5-6). La salvación se ofrece a todos, pero el Señor muestra una ternura
especial por los más vulnerables, los más frágiles, los más pobres de su
pueblo.
Vulnerables que merecen la
mirada de Dios
De
las palabras del Salmo Responsorial aprendemos que hay otras personas
vulnerables que merecen una mirada de amor especial de Dios: los oprimidos, los
hambrientos, los prisioneros, los extraños, los huérfanos y las viudas (cf. Sal
145, 7-9). Son los habitantes de las periferias existenciales de ayer y de hoy.
En
Jesucristo el amor salvífico de Dios se hace tangible: "Los ciegos
recobran la vista, los cojos andan, los leprosos se purifican, los sordos oyen,
los muertos resucitan, los pobres son proclamados el Evangelio" (Mt 11,5).
Estos son los signos que acompañan la realización del Reino de Dios. No sonidos
de trompetas o triunfos militares, no juicios y condenas de pecadores, sino la
liberación del mal y proclamación de misericordia y paz.
Celebrar el misterio de la
Encarnación de Dios
También
este año nos preparamos para celebrar el misterio de la Encarnación, de
"Emmanuel", el "Dios con nosotros" que hace maravillas a su
pueblo, especialmente a los más pequeños y frágiles. Estas maravillas son los
"signos" de la presencia de su Reino. Y como todavía son muchos los
habitantes de las periferias existenciales, debemos pedir al Señor que renueve
cada año el milagro de la Navidad, ofreciéndonos como instrumentos de su amor
misericordioso por los más pequeños.
Para
prepararnos adecuadamente a esta nueva efusión de gracia, la Iglesia nos ofrece
el tiempo de Adviento, en el que estamos llamados a despertar la esperanza en
nuestros corazones e intensificar nuestra oración. Con este fin, en la riqueza
de las diferentes tradiciones, las Iglesias particulares han introducido una
variedad de prácticas devocionales.
La tradición filipina
del Simbang-Gabi
En
Filipinas, durante siglos, ha habido una novena en preparación para la Santa
Navidad llamada Simbang-Gabi (Misa Nocturna). Durante nueve días, los fieles
filipinos se reúnen al amanecer en sus parroquias para una celebración
eucarística especial. En las últimas décadas, gracias a los migrantes
filipinos, esta devoción ha traspasado las fronteras nacionales y ha llegado a
muchos otros países. Desde hace años Simbang-Gabi también se celebra en la
diócesis de Roma, y hoy lo celebramos juntos aquí, en la Basílica de San Pedro.
Con
esta celebración queremos prepararnos para la Navidad en el espíritu de la Palabra
de Dios que hemos escuchado, permaneciendo constantes hasta la venida
definitiva del Señor, como nos recomienda el apóstol Santiago (cf. St 5, 7).
Queremos comprometernos a manifestar el amor y la ternura de Dios hacia todos,
especialmente hacia los más pequeños. Estamos llamados a ser levadura en una
sociedad que a menudo ya no puede saborear la belleza de Dios y experimentar la
gracia de su presencia.
Misión para la comunidad
filipina: "sean levadura"
Y
vosotros, queridos hermanos y hermanas, que habéis dejado vuestra tierra en
busca de un futuro mejor, tenéis una misión especial. Que vuestra fe sea
"levadura" en las comunidades parroquiales a las que pertenecéis hoy.
Os animo a multiplicar las oportunidades de encuentro para compartir vuestra
riqueza cultural y espiritual, al mismo tiempo que os dejáis enriquecer por las
experiencias de los demás. Todos estamos invitados a construir juntos esa
comunión en la diversidad que es un rasgo distintivo del Reino de Dios,
inaugurado por Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre. Todos estamos llamados
a practicar juntos la caridad con los habitantes de las periferias
existenciales, poniendo al servicio nuestros diversos dones, para renovar los
signos de la presencia del Reino.
Proclamar la Buena Nueva
de la salvación en todas las lenguas
Todos
estamos llamados a proclamar juntos el Evangelio, la Buena Nueva de la
salvación, en todas las lenguas, para llegar al mayor número posible de
personas. Que el Santo Niño al que nos disponemos a adorar, envuelto en pobres
pañales y acostado en un pesebre, os bendiga y os dé la fuerza para continuar
hacia adelante con alegría vuestro testimonio.
"Contrabandistas de
la fe"
Y
antes de concluir la celebración eucarística el Santo Padre Francisco lanzó un
mensaje espontáneo a la comunidad filipina que vive en Roma: "Sigan siendo
contrabandistas de la fe", es decir, sigan llevando el Evangelio por
todas las periferias, traspasando todo tipo de fronteras geográficas,
culturales y espirituales.
Ciudad
del Vaticano
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