El
Santo Padre dirige un mensaje al Cardenal Carlos Osoro y a los participantes en
el Encuentro de Oración por la Paz: “Paz sin fronteras” que se realiza en
Madrid del 15 al 17 de septiembre
En
el mensaje, el Papa expresa a los participantes en el Encuentro de Oración su
alegría al “ver que esta peregrinación de paz que comenzó después de la Jornada
Mundial de Oración por la Paz, convocada en Asís en octubre de 1986 por san
Juan Pablo II, nunca se ha interrumpido, sino que continúa y crece en número de
participantes y en frutos de bien”.
La paz, fruto de la
oración
En
el contexto del tema central del Encuentro: “Paz sin fronteras”, el Papa centra
la reflexión en un hecho importante que ocurrió hace treinta años en Europa y
en el que oración tiene un rol preponderante: “Cayó el Muro de Berlín y se puso
fin a esa lacerante división del continente que causó tanto sufrimiento. Desde
Berlín a toda Europa del Este se encendieron ese día nuevas esperanzas de paz,
que se extendieron por todo el mundo. Fue la oración por la paz de tantos hijos
e hijas de Dios la que contribuyó a acelerar esa caída”.
El
Papa subraya la importancia de las enseñanzas bíblicas en esta temática: “La
historia bíblica de Jericó nos recuerda que los muros caen cuando son
“asediados” con la oración y no con las armas, con los anhelos de paz y no de
conquista, cuando soñamos con un futuro bueno para todos. Por eso es necesario
rezar siempre y dialogar en la perspectiva de la paz: ¡los frutos vendrán! No
tengamos miedo, porque el Señor escucha la oración de su pueblo fiel”.
La insensatez de las
guerras y de los muros
Francisco
constata en el mensaje, que en lo que va de este siglo, nos estamos alejando de
este ideal de la paz para todo el mundo: “Hemos presenciado, con gran tristeza,
el desperdicio de ese don de Dios que es la paz, dilapidado con nuevas guerras
y la construcción de nuevos muros y barreras”.
Para
el Papa, el repunte en el número de guerras en el mundo, así como la
construcción de muros y barreras en varios continentes, es algo “insensato”
porque se “niega hospitalidad a quien lo necesita”, la violencia “arruina el
medio ambiente y se daña la casa común”. En este sentido, para el Papa lo
sensato sería: amor, cuidado, respeto. “La casa común no soporta muros que
separen y enfrenten a los que viven allí”. Y el Papa añade: “La paz es como una
casa con muchas estancias en la que todos estamos llamados a habitar”.
El
Papa, en el mensaje afirma que, “Con este saludo mío quiero decirles que estoy
a su lado en estos días y que con ustedes pido la paz al Único que nos la puede
dar”, y añadió: “La oración por la paz, en este tiempo marcado por tantos
conflictos y violencia, nos une aún más a todos, más allá de las diferencias,
en el compromiso común por un mundo más fraterno”.
Las religiones no incitan
nunca a la guerra
En
el contexto de potenciar la construcción de la hermandad entre humanos, el Papa
recordó la firma en Abu Dhabi, junto con el Gran Imán de Al-Azhar, del
“Documento sobre la Fraternidad Humana por la paz mundial y la convivencia
común: un paso importante en el camino hacia la paz mundial. Juntos dijimos que
«las religiones no incitan nunca a la guerra y no incitan a sentimientos de
odio, hostilidad, extremismo, ni invitan a la violencia o al derramamiento de
sangre».
La Paz no tiene fronteras
Francisco
concluye su mensaje haciendo un fuerte llamado: “Estamos viviendo un momento
difícil para el mundo. Todos debemos unirnos –diría que con un mismo corazón y
una misma voz–, para gritar que la paz no tiene fronteras. Un grito que
surge de nuestro corazón. Es de allí, en efecto, desde los corazones, de donde
debemos erradicar las fronteras que dividen y enfrentan; y es en los corazones
donde se deben sembrar sentimientos de paz y fraternidad”.
Manuel
Cubias - Ciudad del Vaticano
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