Santa Isabel de Hungría, más conocida como la Iglesia Azul,
tiene más de dos años de cola para contraer matrimonio
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“Mejor primero pido fecha y después comienzo a
buscar novia si es que nos queremos casar aquí dentro de unos años”, dice con
humor un joven al hablar de la iglesia de Santa Isabel de Hungría en Bratislava.
Este templo es toda una sorpresa para el visitante de la capital de Eslovaquia.
Está situado
a pocos minutos del casco histórico de la ciudad y su arquitectura recibe cada
año la mirada de miles de visitantes por su originalidad. Popularmente se la
conoce como la Iglesia Azul y es uno de los iconos
arquitectónicos de la ciudad.
El color y
las formas de esta iglesia hacen que parezca sacada de un cuento. Su autor es Ödön
Lechner, un arquitecto al que se considera “el
Gaudí húngaro”. Su estilo pertenece a la Secesión húngara, Szecesszió,
que en otros países se denominó Jugendstil (Alemania), Art
Nouveau(Francia), Modernismo (España)…
Lechner establece nuevas formas de mirar a
la tradición arquitectónica y, después de estudiar en Berlín, trabajó en Budapest aunque
viajó por largo tiempo a Italia, se instaló en París por un tiempo y más tarde
viajó a Londres.
En Bratislava,
trabajó en la construcción de la iglesia de Santa Isabel de Hungría entre 1907
y 1913, aunque previamente recibió el encargo del Colegio
Real Católico (1906-1908), que se encuentra al lado de la
iglesia. Este también presenta notas modernistas en la forma aunque el color no
es tan llamativo y se ciñe a un trabajo más funcional. Hay que recordar que en
aquella etapa Bratislava pertenecía al Reino de Hungría y no se llamaba así
sino Presporok (en
húngaro) o Pressburg (en alemán).
Choca al
visitante que frente a la Iglesia Azul se encuentre un edificio de aspecto
bastante feo, de estilo formalista ruso, que fue hospital durante el
régimen comunista, aunque en la actualidad ha sido sometido a una limpieza de
la fachada.
Una reina inmensamente
generosa
La iglesia
está dedicada a una de las santas de Hungría, Isabel, hija del rey Andrés
II. Nació en 1207 y falleció en 1231. La pequeña creció en el
castillo de Bratislava. Se casó con el príncipe Luis de Turingia-Hesse y
fueron inmensamente felices. Consta que ella, a pesar de algunas críticas, ya
entonces donaba objetos de la propia corte a los pobres, cosa que su marido
aprobaba ya que consideraba que serían así recompensados en el cielo. En el
castillo de Wartzburgo, además, ella hizo construir en la
parte inferior un hospital con 28 camas; Isabel visitaba a los enfermos
diariamente.
Tuvo una
hija, que en el futuro sería la beata Gertrudis de Altenberg.
Pero muy
pronto Isabel quedó viuda. Decidió entonces desprenderse definitivamente de
todas sus riquezas, construir hospitales y
dedicarse a la atención de los más necesitados. Murió a los 24 años de edad, no
se sabe con certeza si de agotamiento o de enfermedad.
A la muerte
de Isabel, su fama de santidad se
extendió rápidamente por Centroeuropa.
En el año
1235 fue canonizada por el Papa. Se dijo de ella que era “la mujer más grande
de la Edad Media alemana”. Sus restos descansan en la Elizabethkirche de Marburgo.
Hoy es una iglesia protestante, pero hay espacios reservados al culto de los
católicos.
La fama de
santa Isabel de Hungría en territorios de habla hispana se debe a que su
hermanastra, Violante de Hungría, se
casó con el rey Jaime I de Aragón. Isabel
se volvió entonces un nombre frecuente entre las niñas.
En la
actualidad, santa Isabel de Hungría es patrona de la ciudad de Bogotá, capital
de Colombia.
Patrona de las enfermeras
En España es
la patrona
de las enfermeras, que la celebran el mismo día del santo, el
17 de noviembre (día en que falleció).