HOY EL RETO DEL AMOR ES CUIDAR LOS MOVIMIENTOS PEQUEÑOS

La estrella perdida

Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

Cada noche, cuando todas las luces se apagan, antes de acostarme, me encanta abrir de par en par la ventana de mi celda y asomarme por ella. ¡¡No imaginas el cielo estrellado que me regala cada noche el Señor!!

Me encanta mirar las estrellas mientras escucho la brisa meciendo los árboles. Cada noche es diferente: el cielo puede estar despejado, o puede que haya alguna nube, o... Lo que más me gusta es una estrella preciosa y brillante, ¡muy nublado tiene que estar para no descubrir su luz!

Anoche, al abrir la ventana, encontré un cielo plagado de estrellas... ¡pero faltaba “la mía”! En el sitio donde siempre estaba, ahora solo había oscuridad.


¡Qué disgusto! ¿Habría tenido la mala pata de encariñarme con una estrella a punto de apagarse? O quizá había sido una ingenua, y tal vez era solo un satélite que me había engañado todo este tiempo...

Justo cuando más disgustada estaba, sopló el viento... ¡y la vi! ¡Resulta que los árboles de la huerta me la habían ocultado! Cuando el viento movió las hojas, ¡pude descubrir su resplandor!

Yo sabía que las estrellas se mueven, y la Tierra, y la luna... pero esta estrella lo ha hecho tan suavemente, que no me he dado cuenta de que cada noche estaba un poquito más baja... ¡hasta que casi la pierdo!

Ahora, en la oración, el Señor me ha hecho ver que esto nos sucede continuamente.

Los grandes cambios, las grandes decisiones, somos muy conscientes de ellos, y nos detenemos a medirlos, sopesarlos, calcular opciones...

Sin embargo, las pequeñas decisiones del día a día van moviéndonos suavemente en una dirección o en otra. Un día puedes elegir entre sacar tus cosas adelante o ayudar a tu amigo en su problema, entre pasar de largo o escuchar... Detalles pequeños, sí, decisiones que tomamos en segundos, pero que, día tras día, van marcando el rumbo que toma nuestra vida. Y tal vez no nos damos cuenta, ¡hasta que nos damos un susto!

Bien lo dice el Señor: “El que es fiel en lo poco, es fiel en lo mucho”. Los pequeños actos de amor que hoy realizas pueden pasar desapercibidos, pero, suavemente, ¡te hacen estar preparado para actos mayores!

Hoy el reto del amor es cuidar los movimientos pequeños. ¿Te has fijado en qué rumbo está tomando tu estrella? ¿Cómo pasas el día? ¿Deprisa, atento, disfrutando, estresado...? Te invito a que hoy le des la mano a Cristo y le pidas que te regale unos ojos nuevos para descubrir una situación pequeña en la que puedas amar. Te aseguro, pequeña estrella, que, en manos de Cristo, ¡ningún árbol apagará tu brillo! ¡Feliz día!

VIVE DE CRISTO

Fuente: Dominicas de Lerma