Mons.
Bernardito Auza, Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU, habló en
Nueva York sobre el tema de la protección de los lugares de culto
Un
plan de acción de las Naciones Unidas para la protección de estos lugares y
otros lugares religiosos, dijo el Nuncio Apostólico, sería un paso en la
dirección correcta
“Esperamos
que se reafirme la responsabilidad primordial de los Estados de promover y
proteger la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, independientemente de
su identidad religiosa o étnica”: es el deseo expresado este martes 11 de junio
por el Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, mons.
Bernardito Auza, en las Consultas del Plan de Acción de Naciones Unidas para
Salvaguardar los Lugares Religiosos.
Iniciando
su discurso, el Nuncio Apostólico subraya que la Declaración Universal de Derechos Humanos,
cuyo septuagésimo aniversario de adopción se celebró el año pasado, afirma en
el artículo 18 que "toda persona tiene derecho a la libertad de
pensamiento, de conciencia y de religión”. Mons. Auza pone también en evidencia
que el artículo 18 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
especifica además que "nadie podrá ser objeto de coacciones que menoscaben
su libertad de tener o de adoptar la religión o las creencias de su elección”.
Sin embargo, el Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones
Unidas, nota que, “no obstante el sólido marco jurídico”, en todo el mundo hay “un
alarmante aumento de graves actos de intolerancia, discriminación, persecución
e incluso genocidio contra los creyentes religiosos a causa de las creencias
que profesan”.
Plan de acción condene
ataques contra lugares de culto
En
este contexto, el prelado afirma que “un plan de acción de las Naciones Unidas
para salvaguardar los lugares de culto y otros lugares religiosos sería un paso
en la dirección correcta”, al tiempo que evidencia que “la protección de los
lugares de culto es una consecuencia directa de la defensa de la libertad de
pensamiento, conciencia y religión”. La delegación de la Santa Sede espera
que este “Plan de Acción se enmarque y se base en el derecho fundamental a la
libertad religiosa y en la libertad de practicar la propia fe o creencia en
público, incluso en los lugares de culto, en paz y seguridad”, afirma mons.
Auza, con la esperanza también de que el Plan de Acción “condene no sólo el
terrorismo en todas sus formas y expresiones, sino, más concretamente, que
condene enérgicamente todos los ataques contra lugares de culto y otros lugares
religiosos y las ideologías que los impulsan, que son, por su propia
naturaleza, totalmente ajenas a las creencias religiosas auténticas”.
Promover educación de las
personas y cultura del diálogo
Centro
de atención debe ser – evidencia mons. Auza – "no sólo la protección de
los edificios, sino sobre todo la educación y la formación de las
personas". “Por lo tanto, esperamos que el Plan de Acción subraye la
importancia fundamental de fomentar y practicar una cultura de diálogo y
encuentro, caracterizada por el respeto y la aceptación mutuos, el valor para
aceptar las diferencias y la sinceridad de las intenciones de caminar juntos
por un camino de fraternidad y cooperación humanas”.
No utilizar más las
religiones para incitar al odio
"Un
plan de Acción eficaz también tendría que asumir la delicada y desafiante tarea
de apelar, sin alienar, a todos los interesados -líderes religiosos, sociales y
políticos por igual, terroristas e ideólogos radicales, incluso - puntualiza el
Observador Permanente de la Santa Sede ante la Onu, "para que dejen de
utilizar las religiones para incitar al odio, la violencia, el extremismo y el
fanatismo ciego, y para que se abstengan de utilizar el nombre de Dios para
justificar actos de asesinato, exilio, terrorismo y opresión”.
Finalmente,
la referencia del Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU a la Declaración Conjunta “Fraternidad Humana por la Paz
Mundial y la Convivencia” firmada por el el Papa
Francisco y el Gran Imán Ahmed Al-Tayyeb en Abu Dhabi el 4 de febrero de 2019.
Un documento, afirma mons. Auza, “que contiene principios y valores que todos
los creyentes comparten, podría ser una referencia útil en la elaboración del
Plan de Acción de las Naciones Unidas para salvaguardar los lugares de culto y
otros lugares religiosos”.
María
Cecilia Mutual - Ciudad del Vaticano
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