Mientras
que en Irán celebraban el 40 aniversario de la Revolución Islámica el pasado 11
de febrero, el país atraviesa un periodo difícil en el plano económico y
social
Monseñor Gollnisch, director general de Obra de Oriente, muestra su inquietud por el futuro de la comunidad cristiana en Irán
Ya han pasado cuarenta años. El sah Mohamed Reza
abandonó Irán el 16 de enero de 1979 para no volver. El ayatolá Jomeini dejó
Francia para volver a Teherán el 1 de febrero, donde fue recibido por una
inmensa multitud. Diez días después, el 11 de febrero de 1979, el último
Gobierno del Irán imperial cayó y el ayatolá Jomeini proclamó la República
Islámica.
Como régimen
autoritario que reivindica una doble legitimidad, teocrática y popular, la
República Islámica de Irán se basa en la ley islámica, la sharía, y en el principio de la tutela del
jurisconsulto (el Wilayat Faqih). Es decir, la
Constitución iraní coloca el conjunto de las instituciones (políticas,
judiciales, militares y mediáticas) bajo la autoridad del Guía supremo de la
Revolución Islámica y del Consejo de los Guardianes, una función que asume
desde junio de 1989 el ayatolá Jamenei.
Libertades individuales
sumamente reducidas
¿Cuál es la situación del país en la
actualidad? “La situación de los derechos humanos desde 2009 ha conocido una
degradación importante”, informa el ministerio de Asuntos Exteriores de Francia.
“Con la prolongación de la represión ejercida contra el Movimiento Verde,
nacido de la contestación a la elección del presidente Ahmadineyad en junio de
2009, la libertad de expresión, de asociación y de reunión sufren hoy
importantes restricciones. (…) Han sido encarcelados numerosos activistas
políticos, así como defensores de los derechos humanos. Las minorías se
enfrentan a discriminaciones sociales importantes”.
En el plano
económico, el país entró en recesión en 2018. Los retornos comerciales y financieros
esperados por el acuerdo nuclear firmado en 2015 con la comunidad internacional
no se llegaron a concretar del todo y el país sufre el restablecimiento de las
sanciones estadounidenses consiguiente a la retirada unilateral de Estados
Unidos de este pacto en 2018. En cuanto a la libertad religiosa y de las
minorías, la situación es mucho más atractiva.
“Los
cristianos de Irán tienen libertad de culto en la medida en que hay iglesias y
que pueden celebrar misa en ellas”, detalla para Aleteia Mons.
Pascal Gollnisch, director general de Obra de Oriente. “Sin embargo, está
limitada al culto, así que no se trata en absoluto de libertad religiosa en el
sentido que nosotros lo entendemos”.
Aleteia: ¿Cuáles son las particularidades
de la comunidad cristiana de Irán?
Mons. Pascal Gollnisch: La
comunidad católica de Irán se compone de una comunidad caldea con dos obispos
caldeos. Uno está en Teherán y el otro en el oeste del país. También incluye
una comunidad católica armenia. También hay un obispo latino en Teherán. La
comunidad cristiana en su conjunto incluye también a los ortodoxos,
esencialmente armenios, así como a los protestantes, sobre todo evangélicos. La
comunidad cristiana representa menos del 1 % de la población del país.
40 años después de la Revolución Iraní,
¿cómo ha evolucionado su situación?
Estos cristianos de Irán tienen libertad de
culto en la medida en que hay iglesias y que pueden celebrar misa en ellas.
Pero no nos equivoquemos, esta libertad está limitada al culto, así que no se
trata de libertad religiosa en el sentido que nosotros entendemos. Es muy
difícil que un joven iraní se haga cristiano, ya que existen serias sanciones
que incluyen incluso la prisión. ¡Convertirse es un delito! Además, está
prohibido que una mujer musulmana se case con un cristiano.
Otra
dificultad es que es extremadamente difícil obtener de la república iraní visados
para los religiosos y religiosas cuyas comunidades mantengan obras en Irán. Me
viene a la mente el caso de una leprosería al cargo de las Hermanas de la
Caridad. Este establecimiento recibía a leprosos iraníes y afganos, así como a
sus familias. Pero cuando ha sido necesario enviar nuevas religiosas para
reemplazar a las que ya eran demasiado ancianas, ¡ha sido imposible! Por tanto,
el establecimiento ha tenido que cerrar.
¿Esta minoría cristiana tiene algún peso
político?
Hay dos o tres diputados en el parlamento
que se supone representan a los cristianos, pero no se trata más que de un
símbolo. Para nada representan una fuerza.
¿Está usted inquieto por el futuro de los
cristianos de Irán?
Los
cristianos en Irán podrían desaparecer, igual que los de Irak y Siria. Pero
Irán es un país grande y hermoso, con una civilización prestigiosa. A
diferencia del mundo árabe, Irán, como Egipto, tiene consciencia de gozar de
una historia que comienza antes del islam. Los iraníes no son árabes, existe
una distancia cultural entre el texto árabe del Corán y la cultura persa. Este
elemento es fundamental y, si no da fruto hoy, creo que podría darlo en los
próximos años en relación a la interpretación de los textos. Si alguna vez hay
una reforma del islam, creo que puede venir de este país.
Agnès Pinard Legry
Fuente: Aleteia