La
senda del bien o del mal
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Por
la mañana, cuando bajo a rezar Laudes, tengo que pasar por el claustro
interior. En el centro tiene un pozo, adornado con un gran jazmín.
Estos
días el jazmín había florecido, estaba lleno de flores blancas y con una
fragancia muy fuerte. A mí me da alergia; al pasar, estornudaba todos los días
y pensaba: “Qué bello es, pero, si no tuviera esta fragancia, sería ideal...”
Esta
mañana ya no había ningún olor. Al acercarme a ver, he descubierto que la flor
no está blanca, sino marrón, y se está cayendo. Entonces me he dicho: “¡Qué
pena! Sí, se ha acabado la fragancia; pero también su color y su alegría...”
Cuando
he llegado a Laudes me he dado cuenta de que todo lo que hoy nos pueda ocurrir
tiene una parte positiva y otra negativa; nada es absoluto, sólo Dios. Todo lo
demás no permanece, va cambiando para mejor o para peor, pero va cambiando. El
único que no cambia es el Señor.
Hoy
tenemos un magnífico día por delante, en el que, en cada situación, encontramos
dos caminos: el del bien y el del mal. El Señor nos dice que nosotros elijamos
por dónde queremos caminar. Cristo nos dice que “si eliges el bien, vivirás tú
y tu descendencia”. Efectivamente, tú eliges: puedes ver todo mal (primero que
qué fragancia tan fuerte y luego que qué color tan triste dan las flores
marrones y marchitas) o puedes ver todo bien (primero disfrutar de la belleza
de las flores blancas y después de la ausencia de fragancia ¡y, por lo tanto,
adiós a la alergia!).
Puedes
vivir el día desde la nostalgia o desde la alegría, desde el aburrimiento o
desde el asombro, desde el perdón o desde el rencor, desde el odio o el amor.
El Señor te da su gracia, quiere ser fuerte en ti y que así elijas el camino
del bien y no dejes de amar.
Hoy
el reto del amor es coger esa llamada que te parecerá inoportuna, pero que es
una persona que te necesita. No veas en ella un intruso, sino una mano que te
pide ayuda. Llama a una persona que sabes que necesita que le escuches, elige
la senda del bien y vivirás feliz.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma