Son un signo de
arrepentimiento que te prepara para recibir los regalos de Dios

El
Miércoles de Ceniza marca el comienzo de la Cuaresma, un tiempo de 40 días en
el que está incluido el ayuno, la reflexión y la meditación interior antes de
la Semana Santa y la resurrección de Jesús el Domingo de Pascua.
Aunque
la festividad del Miércoles de Ceniza nunca se menciona específicamente en la
Biblia, es uno de los eventos cristianos más celebrados en la historia de la
Iglesia.
Durante
la celebración del Miércoles de Ceniza, un ministro recitaba Génesis 3, 19
“porque polvo eres y en polvo te convertirás”, mientras aplicaba cenizas en
forma de cruz en la frente del fiel. Hoy se usa más la frase “Conviértete y
cree en el Evangelio”.
Con
esto, la Iglesia Católica recuerda cuán corta es la vida y que debemos comenzar
a prepararnos para la muerte, sepultura y la resurrección junto a Jesús.
Cenizas: signo de
arrepentimiento
Desde
tiempos muy antiguos, rociarse con cenizas ha sido un signo de arrepentimiento,
una señal de dolor por el pecado. Además, el arrepentimiento exterior
con el uso de polvo y cenizas, a menudo también era acompañado con el ayuno.
Varias
veces la Biblia menciona a personas y hasta pueblos enteros, arrepentidos de
sus pecados usando polvo y ceniza como muestra externa de dolor. Por ejemplo: “Cuando
Mardoqueo se enteró de lo que había pasado, rasgó sus vestiduras, se puso un
sayal, se cubrió de ceniza y salió por la ciudad dando gritos de amargura,
hasta llegar frente a la puerta real, porque nadie podía franquearla vestido con
esa ropa. En cada provincia, a medida que iba llegando la orden del rey y su
decreto, había un gran duelo entre los judíos, con ayunos, lágrimas y
lamentaciones. Y el sayal y la ceniza sirvieron de lecho para muchos” (Ester 4,
1-3).
“Los
ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de
penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño. Cuando la noticia llegó
al rey de Nínive, este se levantó de su trono, se quitó su vestidura real, se
vistió con ropa de penitencia y se sentó sobre ceniza” (Jonás 3, 5-6)
También
podemos apreciarlo en el Libro de Job (Job 42, 6) y en Libro de Daniel (Daniel
9, 3-4), entre otros…
El
mismo Jesucristo hace referencia a las cenizas como señal de arrepentimiento: “¡Ay
de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran
hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían
convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza” (Lucas 10, 13).
Conociendo
ahora lo que significan las cenizas podemos responder a la pregunta:
¿La
imposición de cenizas perdona los pecados?
¡Absolutamente
no! La imposición de las cenizas, como lo aclaramos anteriormente, es solo un
signo de arrepentimiento. Con la imposición de las cenizas no quedan perdonados
nuestros pecados.
El
perdón de los pecados es exclusivo del sacramento de la reconciliación
(confesión), en donde el sacerdote perdona los pecados de las personas en
nombre del Señor (Juan 20, 23)
Las
cenizas te preparan para recibir la gracia de Dios y disponen tu corazón para
recibir el perdón en el sacramento de la Reconciliación.
Vayamos
entonces con gusto a recibir la imposición de las Cenizas, como muestra de
nuestro arrepentimiento y de querer enderezar nuestros caminos hacia el Señor.
Por Qriswell Quero
Artículo
originalmente publicado por pildorasdefe.net
Fuente:
Aleteia