COLABORACIÓN DE JUAN CARLOS CARVAJAL PARA ESTE DOMINGO

2 Dom. T. Ordinario (Ciclo C)


MONICIÓN DE ENTRADA

Buenos días, sed bienvenido a la celebración del día del Señor.

Con este domingo iniciamos el tiempo ordinario, ese tiempo en el que la eucaristía dominical, donde se actualiza el Misterio Pascual de nuestro Señor Jesucristo, se revela como fuente y meta de nuestra vida cristiana.

Parece que nada extraordinario celebramos en estos domingos, y sin embargo el misterio central de nuestra salvación el que se actualiza en cada Eucaristía dominical. Dispongámonos a abrirnos a su gracia. 

MONICIÓN A LAS LECTURAS

Jesús es el Dios-con-nosotros, el Hijo en quien el Padre Dios se complace, la Luz de las naciones. Jesús es para nosotros, sus discípulos, nuestro Maestro y Señor.

Si somos discípulos de Jesucristo es porque nos ha revelado su Misterio y nos ha vinculado a él de un modo tenaz. Nada nos puede separar de Él.

Escuchemos con atención las lecturas que nos propone hoy la liturgia. Ellas nos invitan a reconocer nuestra unidad de vida y destino con el Señor. Él es el Esposo de nuestras almas.

ORACIÓN DE LOS FIELES

A cada suplica respondemos: ¡Escucha, Señor, nuestra oración!

- Por la Iglesia, Pueblo de Dios, para que los bautizados nos reconozcamos y nos gocemos siendo miembros de la Iglesia, Esposa de Cristo. OREMOS.

- Por los gobernantes, por los que tienen alguna influencia en los destinos de los pueblos, para que sus intervenciones busquen la justicia y la paz. OREMOS.

- Por los matrimonios cristianos, para que su entrega de amor visibilice el amor que Cristo tiene por su Esposa, la Iglesia. OREMOS.

- Por los que no tienen hogar y viven en la calle, para que encuentren la cercanía humana de otros ciudadanos y, por parte de las instituciones, medidas sociales. OREMOS.

- Por los que formamos parte de nuestra comunidad parroquial y celebramos este domingo una comida comunitaria, para que esta fraternidad transcienda los muros de nuestra parroquia.  OREMOS.


ORACIÓN FINAL

Señor, Jesús, que con tu madre, María
asististe junto con tus discípulos a las bodas de Caná,
y así manifestante la bondad del amor
entre un varón y una mujer,
al tiempo que te revelaste
como el Esposo de tu querida Iglesia,

Te damos gracias,
porque nos has llamado, a cada uno de nosotros,
a formar parte de tu Cuerpo eclesial.
Sí, Jesús, te has fijado en nosotros,
nos has llamado por nuestro nombre,
y nos ha hecho miembros de tu Iglesia.

Gracias, Señor, Amigo, Hermano y Esposo
de nuestras almas.

Te pedimos, ¡oh, buen Jesús!,
que nos gocemos con el misterio de amor
en el que el Bautismo nos ha injertado.
Ayúdanos a vivir cada Eucaristía
como la renovación de nuestra unión contigo;
que ella, propicie en nosotros una vida eucarística
que nos haga buenos servidores de los hermanos
y dé gloria al Padre.
Amén.