El obispo de
San Sebastián ha presentado su libro ‘Dios te quiere feliz’: “Lo contrario de
la felicidad no es la cruz, es la desesperanza”
José Ignacio Munilla, en la presentación del libro "Dios te quiere feliz" |
El obispo de San Sebastián, José Ignacio
Munilla, se encuentra esta semana en Madrid, coincidiendo con la 112 Asamblea
Plenaria de la Conferencia Episcopal. Su agenda es apretada, repleta de actos y
encuentros con diferentes comunidades y parroquias.
Ayer
por la tarde presentó su libro “Dios te quiere feliz”(Ediciones
Palabra) en la parroquia de San Isidro y San Pedro Claver, abarrotada de fieles
y amigos.
Este
libro surge de las charlas que el prelado ha impartido tanto en la radio como
en otros foros, y trata temas como la emergencia educativa y afectiva, las
falsas espiritualidades, la familia y la vocación.
Adicciones
para compensar la felicidad
“Dios
te quiere feliz. Felicidad y santidad son una misma cosa. Todo el mundo está de
acuerdo en querer ser feliz y si una persona no encuentra la felicidad, la
busca en el placer, en el dinero o el éxito”, señaló Munilla en el acto.
El
obispo de San Sebastián recordó que nuestra sociedad, que tanto reivindica la
felicidad, paradójicamente, existen “muchas adicciones que
buscan compensar la felicidad y saciarse de ellas”.
El
prelado insistió también en que la felicidad no se encuentra hasta que la
persona no descubre la vocación a la que ha sido llamado, que coincide con
el plan que tiene Dios para cada uno de nosotros.
La
impostura de la New Age
“Es
una gran impostura la pretensión de la Nueva Era que ha sustituido a Dios por
la felicidad. La New Age, busca solo la felicidad, y no a Dios”, aseveró
Munilla.
El
obispo dio algunas claves para encontrar esa felicidad a la que Dios
llama: la capacidad de confiar tal y como lo hacen lo niños, la
alegría a pesar de las dificultares, y la eucaristía: “La felicidad de nuestra
vida será proporcional a la intensidad de nuestras comuniones”.
Munilla
estuvo acompañado por el joven sacerdote y escritor Jesús María
Silva quien en el turno de preguntas le lanzó al obispo la
incuestionable interrogación: Como ser feliz cuando uno está en medio
de un sufrimiento grande.
“La
clave está en no esperar a ver si pasa está mala racha. La felicidad no viene
después de la cruz. En esta vida la cruz y la gloria conviven juntas, al mismo
tiempo. Lo contrario de la felicidad no es la cruz, lo
contrario es la desesperanza”.
Asimismo,
acompañó a Munilla el vicario de Madrid y presidente de la comisión diocesana
para el diaconado permanente, Juan Carlos Vera, quien
preguntó al obispo sobre los riesgos de la mediocridad y como combatirlos.
“En
nuestra vida hay que distinguir los pecados de debilidad de lo que es el tono
de nuestra vida. Detrás de los escándalos de unos pocos se esconde la
mediocridad de muchos. La Iglesia es un milagro. El Señor quiere purificarnos
en tiempos de crisis”.
Abusos
sexuales
Al
hilo de esta respuesta, Religión Confidencial le preguntó cómo
transmitir esperanza a las víctimas de abusos sexuales por
parte de algún clérigo: “Comprometiéndonos nosotros mismos de forma coherente
con la llamada a la santidad. El compromiso de tolerancia cero es
indispensable, pero nuestra aportación más eficaz para sanar la herida de los
escándalos, no es otra que la de convertirnos de nuestra propia mediocridad. Lo
acontecido con los abusos, nos permite asomarnos a conocer el Corazón de Jesús,
quien sufrió y sufre enormemente con la traición de alguno de sus elegidos. Por
otra parte, es el mismo Jesús el que nos muestra cómo acoger a las víctimas. Él
acogió a los maltratados y pisoteados, con infinita ternura y misericordia”.
Educación afectivo sexual a
seminaristas
En
esta línea, y a preguntas de RC, también habló de la educación afectivo sexual
a seminaristas y sacerdotes: “Un seminarista tiene que ser educado en la
conciencia grande de cuáles son las heridas de nuestro tiempo, las heridas
afectivas, de las cuales también forma parte porque no está fuera de este
mundo. Esas heridas que son el narcisismo y el pansexualismo. Sacerdotes
y seminaristas deben conocer cómo hacerles frente,
compartir esas heridas y exteriorizarlas. Educación afectivo-sexual
complementada con el acompañamiento espiritual, es clave”.
Fuente:
ReligionConfidencial