Ante una soleada Plaza de
San Pedro Francisco ha recordado que Jesús vino a abrirnos un “horizonte más
amplio” que las satisfacciones materiales inmediatas
La
obra de Dios no consiste tanto en el “hacer” cosas sino en el “creer” en Aquel
que Él ha enviado: con estas palabras se dirigió el Papa Francisco a los
numerosos peregrinos llegados a la plaza de San Pedro, para rezar junto a Él la
oración del Ángelus y escuchar su reflexión sobre el Evangelio dominical.
Es
el Evangelio de Juan que guía la reflexión del Obispo de Roma de este domingo
estivo de agosto; un pasaje que recuerda el encuentro de la muchedumbre con Jesús,
que después de haber sido saciada por Él con el pan, se pregunta qué hacer para
agradar a Dios.
Jesús abre un horizonte
más amplio
Un
encuentro, que como recuerda el mismo Papa, está “lleno de ternura” porque
Jesús sale al encuentro de la gente para satisfacer sus necesidades, aunque –
evidencia Francisco – “a Jesús no le basta que la gente lo busque, quiere que
la gente lo conozca; quiere que su búsqueda y el encuentro con Él vayan más
allá de la satisfacción inmediata de las necesidades materiales”.
Porque
Él, ha venido a traernos “algo más” y es por eso que dirigiéndose a la multitud
les dice: “Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino
porque han comido pan hasta saciarse”. Éste es el modo de Jesús para “estimular
a la gente a dar un paso adelante, a preguntarse sobre el significado del
milagro y no sólo a aprovecharse de él”, dice Francisco.
Nuestro alimento
espiritual cotidiano
Porque
es Jesús mismo, “el pan de Vida”, el don que el Padre ha hecho a la humanidad,
es “el alimento espiritual que puede satisfacer el hambre más profundo” asegura
el Pontífice. “Se trata de un alimento que Jesús nos dona cada día: su Palabra,
su Cuerpo, su Sangre”.
La fe en Jesús, para
cumplir obras perfumadas de Evangelio
Hoy
estas palabras están dirigidas también a nosotros – asegura el Santo Padre – es
“la fe en Jesús la que nos permite cumplir las obras de Dios”. Y sólo el
dejarnos involucrar en esta “relación de amor y confianza” con Él nos permitirá
“cumplir obras buenas que perfuman de Evangelio por el bien y las necesidades
de los hermanos”. Porque Él, "pan de la vida” - recuerda el Papa -
"nos invita a no olvidar que si bien es necesario preocuparnos por el pan,
es más importante aun cultivar la relación el Él, reforzar nuestra fe en Él,
que ha venido para saciar nuestro hambre de verdad, nuestro hambre de justicia,
nuestro hambre de amor”.
María, guía para
abandonarnos en los brazos de Dios
“Que
La Virgen María – concluye el Pontífice - en el día en el que recordamos la
dedicación de la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, la Salus Populi
Romani, nos sostenga en nuestro camino de fe y nos ayude a abandonarnos con
alegría al designio de Dios sobre nuestra vida”.
Pablo VI interceda por la
Iglesia y la paz en el mundo
Después
de rezar a la Madre de Dios, el Papa ha recordado que hace cuarenta años, el
Beato Papa Pablo VI estaba viviendo sus últimas horas en esta tierra” ya que
murió en la tarde del 6 de agosto de 1978. Francisco ha invitado a recordarlo
“con tal veneración y gratitud, esperando su canonización, el 14 de octubre”
con la esperanza para que “desde el cielo interceda por la Iglesia que ha amado
tanto y por la paz en el mundo”. Y refiriéndose al futuro santo como al
"gran Papa de la modernidad", Francisco pidió "un saludo con un
aplauso" para él.
María
Cecilia Mutual - Ciudad del Vaticano
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