Álvaro Sánchez León desvela algunos datos más desconocidos
del segundo prelado del Opus Dei
Mons. Javier Echevarría. Foto: Oficina de información del Opus Dei |
El pasado 9 de
febrero llegó a las librerías la primera publicación sobre la vida de Mons.
Javier Echevarría, el segundo prelado del Opus Dei, ‘En la tierra como en el
cielo’, escrita por Álvaro Sánchez León.
En este mes y medio, el autor ha
explicado a la opinión pública el objetivo del libro. RC informa ahora de
algunas otras curiosidades.
Esta obra es un 'collage periodístico' a partir
de 45 entrevistas que ilustran la personalidad del obispo
madrileño, segundo sucesor de san Josemaría. El libro está a punto de alcanzar
la 4ª edición y la “primera semana estuvo entre los 10 libros más vendidos de no
ficción”, apunta Álvaro Sánchez León, colaborador de El Confidencial
Digital.
En estos momentos, se están trabajando
las traducciones al italiano y al portugués y en abril saldrá en formato ebook. Sánchez
León remarca una fecha: “El 10 de abril presentaré el libro en
Sevilla, mi ciudad”.
Nadal y Federer
En la obra, se resalta que Echevarría era muy
de Nadal. “D. Javier fue un buen deportista. Desde que llegó a Roma
en 1950 se especializó particularmente en el tenis. Los que convivían con él
cuentan que era muy de Rafa Nadal, aunque también admiraba a Roger Federer. De
los dos estimaba su pasión por el deporte, sus valores, su
caballerosidad sobre la pista, su esfuerzo, su tesón, su caer y
volver a la carga, su pelea, su afán por ganar sin pisotear a nadie…
Eran modelos a pie de calle de dos personas deportistas y heroicas con los que
se identificaba para su vida, y también para su lucha por la santidad”.
El gerente de la funeraria
Otro dato curioso. En el libro habla el
gerente de la funeraria que se encargó de su entierro, Antonio
Agostini. “Se conocían de sepelios anteriores. Y se cuajó
una amistad entre los dos que le llevó a Antonio a no querer cobrar nada por
este servicio, y a pedir a su cuadrilla que le enterraran como si
fuera mi padre”.
El Opus Dei y la opinión
pública
En este libro, Sánchez León entrevista a
varias personas que ponen de manifiesto lo que ha supuesto Javier Echevarría en
el cambio
de impresión en la opinión pública sobre el Opus Dei,
“aunque también hay que matizar que cuando una institución joven se desarrolla
y se explica, cuando se conocen sus frutos más de cerca, las visiones de las
personas que juzgan sin saber cambian. Es puro sentido común”, matiza.
El escritor y periodista se sirve de dos
personas para explicar este “capítulo”. John Allen, periodista experto en
información sobre el Vaticano, que dice que “bajo la dirección
de Echevarría, el Opus Dei ha pasado de tener lo que muchos consideraban como
la gestión informativa más disfuncional de la Iglesia Católica” a una situación
que “ahora se valora como la mejor de Roma”.
“Ese cambio en la comunicación –más
cercana, más proactiva, más transparente, y más pegada a la gente de la calle-
se nota particularmente en los últimos 22 años de la historia del Opus Dei”,
dice Sánchez León.
La otra
persona es Monseñor Georg Gänswein, prefecto de la Casa Pontificia. “Le entrevisté en el
Vaticano. Un señor, claro y rotundo. Le pregunté por cómo había cambiado la
impresión de la Curia romana sobre el Opus Dei en los 22 años de prelado de
Javier Echevarría, y me contestó: Yo llevo aquí ya veinte años, y he de
decir que el Opus Dei es una parte, y una parte importante, de la Iglesia
universal. No es una cosa extraña. Eso nunca lo he percibido en la Curia.
Gracias a Dios, ahora el Opus Dei es algo normal, natural. Para la Iglesia es
un don y un don que es siempre una cosa que da fruto”.
El reto de la prelatura
En esta línea, el autor se pregunta: ¿Y
por qué, aun así, gran parte de la opinión pública tiene, de entrada, una
visión negativa o algún prejuicio contra el Opus Dei?
“Pienso que esa visión es real, también
porque sobre la Obra ha habido muchas posverdades, algunas de las cuales se
ventilan con hechos concretos en este libro. El reto de la Obra
es superar
los tópicos, los prejuicios y las posverdades con el
ejemplo de su transparencia, para dejar de convertirse en una institución
morbosa, periodísticamente, y pasar a ser lo que ya se ve en la Iglesia: una
institución más de las miles de instituciones buenas que dan vida a la iglesia.
Ni más, ni menos”.
Al respecto, Sánchez León responde a una
pregunta de RC: “Javier Echevarría comentó alguna vez que rezaba a
diario por Dan Brown, sobre todo desde que Sony sacó a la luz
la película de El código Da Vinci”.
Tenía carácter pero no “mal carácter”
Sobre quienes consideraban a D. Javier un
hombre de carácter, sobre todo antes de ser prelado, el autor explica: “Tenía
carácter, pero eso no significa que tuviera un mal carácter. El carácter de don
Javier puede ser el de cualquier emprendedor,
con el plus de una visión sobrenatural que destacan las personas que más cerca
estuvieron de él”.
También subraya que en ocasiones,
Echevarría fue “duro”, a veces, cuando tenía la misión de cuidar de san
Josemaría, y del beato Álvaro. “Duro, pero sabiendo que la caridad es la virtud
más importante. Con el paso del tiempo, la seriedad y la decisión se pueden
confundir con un mal carácter que ni en su familia recuerdan,
ni sus amigos destacan”.
Lo que sí se observa en el libro es que
don Javier, cuando fue elegido prelado del Opus Dei en 1994, se abrió a todos
de manera más evidente, se hizo una persona todavía más cariñosa con todos, y
se quitó de encima el peso de vigilar, para convertirse en Padre, también desde
el punto de vista afectivo.
Concluye que en la solapa del libro ha
dejado su mail para recibir feedback y agradece
los cientos de mensajes, sobre todo de España, pero también de México, Holanda,
Eslovenia, Londres, por ejemplo, agradeciendo el texto, el estilo y la cercanía
del protagonista.
Fuente:
ReligionConfidencial