El
Penitenciario Mayor en el Vaticano, Cardenal Mauro Piacenza, afirmó que este
dicasterio, el más antiguo de la Curia Romana, es el “Tribunal de la Misericordia” de la Iglesia
Así lo indicó el Purpurado en entrevista
concedida a ACI Stampa –agencia en italiano del Grupo ACI– en ocasión del
simposio “Penitencia y Penitenciaría en el tiempo del jansenismo: Cultura,
teología y praxis”, realizado en Roma el 15 y 16 de febrero.
La
idea del evento, explicó el Purpurado, “no es simplemente recordar ideas del
pasado lejano, sino dar pistas que interpelen las conciencias de los cristianos
de hoy. Creo que los temas tratados podrán contribuir a redescubrir la importancia del sacramento
de la Reconciliación para cada uno de nosotros”.
El
Cardenal explicó en la entrevista que “el jansenismo fue una corriente de
pensamiento que surge de la conocida obra Augustinus del obispo holandés
Cornelius Jansen”, que vivió entre 1585 y 1638, y que era más conocido como
Jansenio
“Jansenio sostenía que el hombre está
intrínseca e irremediablemente corrompido por el pecado” y que “Dios habría
predestinado a toda creatura al infierno o al paraíso; y que Cristo habría
muerto solo por los predestinados”.
El
Cardenal explicó que esa doctrina, “anulando la libertad del hombre y llevando
al extremo el rol de la gracia, llevó a una aproximación rigorista en el plano
de la moral”.
Ante
esto, la actitud del Magisterio “fue de frenar el rigorismo jansenista,
llevando nuevamente a la misericordia
divina y a la paterna bondad de Dios siempre dispuesta al perdón”.
“En
esa línea de acción se coloca lo que realiza la Penitenciaría Apostólica,
siempre fiel a su mandato de ser, en la Iglesia y para la Iglesia, el ‘Tribunal
de la Misericordia’”, precisa el Purpurado italiano.
El
Cardenal Piacenza recordó que el Papa Benedicto XIV señalaba que la
Penitenciaría “era el lugar donde todos los fieles, de todos los confines de la
tierra, podían encontrar reparación
a los males espirituales y obtener una rápida medicina
para sus heridas, suministrada en secreto y gratuitamente”.
En
febrero de 2016, el Regente de la Penitenciaría Apostólica, Mons. Krzysztof
Nykiel, explicó que este organismo vaticano es “el primero de los tribunales
apostólicos, cuya competencia recae
exclusivamente en el fuero interno, es decir, en el ámbito
íntimo de la relación entre Dios y el pecador”.
Además de encargarse de la regulación de
la concesión de indulgencias aprobadas por el Papa, la Penitenciaría tiene que
ver con los delitos penados con la excomunión reservada a la Sede Apostólica,
como la profanación de la Eucaristía, la violación del secreto de confesión o
la consagración de un obispo sin mandato pontificio.
En
su intervención, el Regente explicó que la Penitenciaría no es “un lugar de
detención” ni “una especie de prisión de la Iglesia.”
Su
fin, dijo, “es el de facilitar
a los fieles en el camino de reconciliación con Dios y con
la Iglesia, en la conciencia de que la reconciliación, realizada por Cristo y
actuada por el Espíritu Santo, ordinariamente pasa a través de la mediación
eclesial”.
Fuente:
ACI Prensa