Afirma que
uno de los objetivos de los obispados norteamericanos es la transparencia en la
gestión económica
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Pía de Solenni |
Pia de Solenni es canciller de la diócesis de Orange (California, Estados
Unidos) desde 2017 y asesora teóloga del obispo, monseñor Kevin Vann.
Recientemente ha acudido a Roma para realizar una especialización sobre las
claves de la gestión patrimonial y económica de la Iglesia, y las bases éticas
para saber cómo aplicar la doctrina social.
Este curso, apoyado
por el Papa Francisco y organizado por la Universidad Pontificia de la Santa
Cruz en Roma, tiene como objetivo formar a responsables de las diócesis de todo
el mundo en la gestión económica de las instituciones eclesiásticas.
Una de estas responsables es la doctora Pía Solenni. En una entrevista
concedida a CARF Fundación, entidad que ayuda a la
formación de sacerdotes y seminaristas de todo el mundo, sostiene que en la
cultura de Estados Unidos la Iglesia católica se auto financia,
también mediante inversiones de acuerdo con la doctrina
social de la Iglesia.
“Es
absolutamente positivo. De
hecho, podría decir que es algo que se espera de la Iglesia. La
diócesis y las comunidades religiosas deben invertir en fondos éticos”, afirma.
Doctora en Teología, afirma que
actualmente, las diócesis norteamericanas se caracterizan por la
transparencia y el bien uso de la gestión económica. “En
muchos casos
podríamos incluso ofrecer buenas prácticas a instituciones eclesiásticas en
otros países. Hay que recordar que los ataques a la Iglesia y algunos
escándalos nos han impulsado a ser más transparentes para no incurrir en más
responsabilidades”, sostiene.
Ejemplar en la gestión de
bienes
Uno de los objetivos de este curso es
la necesidad de que la Iglesia sea ejemplar en la administración de sus bienes
para dar testimonio del Evangelio. En opinión de Solenni, se consigue
adquiriendo una formación profesional que sea de la mejor calidad.
“Las personas que sirven la Iglesia deben
caracterizarse por ser virtuosas y tener una gran formación
espiritual y académica. De esto me convencí cuando mi
marido estaba en la escuela de negocios. La conversación sobre la ética se
quedaba en el nivel de ¿hasta dónde puedo llegar para no ir a la cárcel?”,
subraya la experta.
De Solenni añade: "En ocasiones me
pregunto por qué a nuestros seminaristas no se les instruye en cursos básicos
de administración, negocios, gestión y elaboración del presupuesto durante sus
estudios. De la misma manera, algunos sacerdotes podrían matricularse en
programas de alto nivel de MBA. Y puede que algunos obispos, especialmente
jóvenes obispos auxiliares probablemente destinados a sus
mismas diócesis en el futuro, podrían hacer un MBA que se adapte a sus tareas
profesionales/pastorales”.
Servir
a los pobres
Otro de los objetivos del curso es
adquirir conocimientos para usar de manera efectiva y honestamente los activos
de la Iglesia, y de acuerdo con la Ley Canónica y las buenas prácticas
administrativas con ell fin de servir a los fieles, en especial a los pobres.
“Tendríamos que empezar protegiendo los
bienes de la Iglesia precisamente para poder servir a los pobres. Buena
gestión significa tener más recursos para servir a los pobres. En
mi diócesis, apoyamos a un cocinero que da de comer a 1.200 niños pobres cada
noche. Pienso que la mayoría de sus donaciones viene de fuera de la Iglesia.
Este hombre está proporcionando un servicio increíble que probablemente
nosotros no seríamos capaces, solos, de proporcionar. No todas
las obras de caridad tienen que ser gestionadas y fundadas por la Iglesia.
Deberíamos de alentar a gente de distintos sectores de la sociedad a que ayuden
a los pobres”.
Pía Solenni tiene una amplia experiencia
y es experta en temas de salud de la mujer, bioética, el nuevo feminismo, el
catolicismo y la cultura. Ha sido alumna de la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino, Angelicum , donde obtuvo el título de Bachelor of Sacred Theology.
También se doctoró en teología sagrada, summa cum laude, en la
Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma.
Recibió el Premio de 2001 de las
Academias Pontificias por su trabajo doctoral, presentado por San Juan Pablo
II.
Fuente: ReligionConfidencial