Y a la corrupción se llega
por ese camino del debilitamiento del corazón
En
su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa
Marta, el segundo jueves de febrero, el Santo Padre sugirió vigilar todos los
días para no terminar lejos del Señor. Además, Francisco habló del riesgo, que
todos corremos, del debilitamiento del corazón.
David
es santo, a pesar de haber sido un pecador, mientras en cambio, el grande y
sabio Salomón fue rechazado por el Señor porque se había vuelto corrupto. Sobre
esta aparente paradoja centró su reflexión esta mañana el Papa Francisco, a
partir de la lectura propuesta por la liturgia del día, tomada del primer Libro
de los Reyes, que refiere acerca de Salomón y de su desobediencia.
“Hemos
oído una cosa un poco extraña”, comentó ante todo el Papa, y dijo que “el
corazón de Salomón no permaneció íntegro con el Señor, su Dios, como el corazón
de David, su padre”.
El problema del
debilitamiento del corazón
El
Papa explicó que es extraño porque de Salomón no conocemos que haya cometido
grandes pecados. “Era siempre equilibrado, mientras de David sabemos que tuvo
una vida difícil, que fue un pecador. Y sin embargo, David es santo y de
Salomón se dice que su corazón se había “desviado del Señor”. Él que había sido
elogiado por el Señor cuando había pedido prudencia para gobernar, en lugar de
las riquezas.
¿Cómo
se explica esto?, se preguntó el Papa Bergoglio. Fue así porque David, cuando
sabe que ha pecado, pide siempre perdón; mientras Salomón, del que todo el
mundo hablaba bien y también la Reina de Saba había querido encontrarse con él,
se había alejado del Señor para seguir otros dioses, pero no se había dado
cuenta de esto.
“Y
aquí está el problema del debilitamiento del corazón. Cuando el corazón
comienza a debilitarse, no es como una situación de pecado: tú cometes un
pecado, y te das cuenta enseguida: “Yo he cometido este pecado”, está claro. El
debilitamiento del corazón es un camino lento, que resbala poco a poco, poco a
poco, poco a poco… Y Salomón, adormecido en su gloria, en su fama, comenzó a
recorrer este camino”.
Salomón terminó
tranquilamente corrupto
Paradójicamente
“es mejor la claridad de un pecado, que el debilitamiento del corazón” – afirmó
Francisco – porque “el gran Rey Salomón terminó corrupto: tranquilamente
corrupto, porque el corazón se le había debilitado”.
“Y
un hombre y una mujer con el corazón débil, o debilitado, es una mujer, un
hombre derrotado. Éste es el proceso de tantos cristianos, de tantos de
nosotros. “No, yo no cometo grandes pecados”. Pero, ¿cómo está tu corazón?
¿Fuerte? ¿Permanece fiel al Señor? ¿O tú resbalas lentamente?”.
Vigilar todos los días
sobre el propio corazón
El
drama del debilitamiento del corazón puede sucedernos a todos nosotros en la
vida. ¿Qué hacer entonces? A lo que Francisco respondió: “Vigilancia. Vigilar
sobre tu corazón. Vigilar. Todos los días, estar atento a lo que sucede en tu
corazón”. Por último el Santo Padre concluyó diciendo:
“David
es santo. Era pecador. Un pecador puede llegar a ser santo. Salomón fue
rechazado porque era corrupto. Un corrupto no puede convertirse en santo. Y a
la corrupción se llega por ese camino del debilitamiento del corazón.
Vigilancia. Todos los días vigilar el corazón. ¿Cómo está mi corazón, mi
relación con el Señor? Y gustar la belleza y la alegría de la fidelidad”.
María
Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
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