Así
lo afirma su cardenal arzobispo Juan José Omella, que pone como ejemplo la
labor de la Iglesia en los barrios periféricos en los años 60 y 70 a donde
llegaba la inmigración procedente del resto de España
El
cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, hizo en su carta semanal
publicada este domingo un llamamiento a la concordia y la cohesión de la
sociedad catalana, que, dijo, va a ser una de las prioridades para la Iglesia
en este 2018.
Constató
en su misiva que diversos observadores «están preocupados por las posibles
consecuencias negativas que los hechos políticos recientes puedan representar
para la cohesión social de nuestra sociedad» y, por eso, dijo que «todos estamos
llamados a hacer un esfuerzo para tejer la concordia y la confianza mutua
dentro de una sociedad en la cual se da una gran pluralidad cultural, política
y también religiosa».
Y
ahonda en esta idea: «Trabajar por la cohesión social es responsabilidad de
todos. La Iglesia querría asumir este reto en el trabajo concreto y diario de
las parroquias, escuelas e instituciones cristianas. Es bueno que compartamos
todos los retos propios de vivir en comunión desde la disparidad de puntos de
vista, como una gran familia en la que todos se quieren y respetan a pesar de
las diferentes opiniones y procedencias. Que Dios nos ayude en esta tarea tan
bonita y apasionante».
El
purpurado recordó la figura de Joan Carrera Planas, otrora obispo auxiliar de
Barcelona, y que definió como «un cura y un obispo muy arraigado en Cataluña y,
al mismo tiempo, muy cercano a los inmigrantes que vinieron a trabajar a
Cataluña desde diversos lugares de España en los años 60 y 70». Este prelado,
recordó Omella en su carta, hizo un gran servicio a la sociedad en los barrios
periféricos, en zonas de fuerte inmigración, y favoreciendo la integración en
Cataluña de «los otros catalanes» como tantos otros sacerdotes.
Cita,
en concreto, para poner en valor la aportación de la Iglesia en Cataluña a la
cohesión uno de los artículos semanales del obispo Carrera semanales en
Catalunya Cristiana publicado en 1997, donde decía: «Pero vino otro tiempo en
el que la llegada a Cataluña de un sinfín de hombres y mujeres de toda España
hizo presente el uso de la lengua castellana en la pastoral y en la liturgia de
muchas iglesias.
Nacieron
parroquias nuevas en los barrios obreros que surgían alrededor de Barcelona y
de muchas ciudades y pueblos grandes. […] Un buen número de sacerdotes se
entregaron en cuerpo y alma. Alrededor de aquellas parroquias, única presencia
activa, durante muchos años, de la sociedad catalana en las zonas de más
inmigración, surgieron escuelas, cooperativas de viviendas, agrupaciones
culturales e, incluso, sindicales, y se estableció la primera red de asistentes
sociales de barrio, gracias a la organización de Cáritas».
Fuente: Alfa
y Omega