El nuevo cardenal lo hizo público en su primera
misa, como cardenal, en la catedral de San Salvador
Los modos de concebir la
intermediación política del Papa Francisco parecen ser tan novedosos que muchos
analistas los califican de ingenuos., aunque, por lo pronto, surtieron efecto
(aunque momentáneo por la nueva administración federal de la nación americana)
en la vieja disputa y el congelamiento de relaciones comerciales y diplomáticas
entre Cuba y Estados Unidos, un conflicto de casi 60 años.
De los pobres de la parroquia a Seúl
Pero lo que nadie
imaginaba fue lo que dio a conocer el pasado sábado 8 de julio en una Misa
celebrada en la Catedral Metropolitana de San Salvador el primer cardenal
salvadoreño, Gregorio Rosa Chávez: que el Papa Francisco lo enviará a
representarlo para gestionar un acuerdo de paz en el conflicto que divide,
desde la década de los cincuenta del siglo pasado, a Corea del Norte y Corea
del Sur.
Ésa es, ni más ni
menos, la tarea de este cardenal que hace algunos meses era obispo auxiliar de
San Salvador y pensaba, el próximo 3 de septiembre de 2017, presentar su
renuncia por límite de edad. Tarea que envuelve el difícil equilibrio de cuatro
súper potencias involucradas en el conflicto: Estados Unidos, Rusia, Japón y
China, además de las dos Coreas.
El cardenal Rosa
Chávez pensaba seguir su vida con los pobres de la parroquia de San Francisco
en El Salvador, y ahora se verá envuelto en una gestión de paz aderezada por el
constante roce entre Estados Unidos y Corea del Norte por el tema de las
pruebas de misiles intercontinentales y de mediano alcance que presuntamente
está llevando a cabo el gobierno comunista de Pyongyang.
Una tarea muy complicada
Hay que recordar que
hasta 1945, Corea era una colonia de Japón. Tras la rendición de Japón en 1945,
los Aliados de la Segunda Guerra Mundial dividieron la península coreana por el
paralelo 38, quedando en el norte las tropas soviéticas y en el sur las
estadounidenses. En 1948 la península coreana se divide en dos entidades
políticas: la República de Corea (Corea del Sur) y la República Democrática
Popular de Corea (Corea del Norte).
Dos años después, en
1950, las tensiones entre capitalismo y comunismo provocaron una guerra en la
que Corea del Sur fue apoyada por Estados Unidos y Corea del Norte por la Unión
Soviética y China. La guerra duró hasta 1953, cuando se celebró un alto al
fuego pero no se firmó ningún tratado de paz. Según este acuerdo Corea del Sur
y Corea del Norte están divididas por la línea de demarcación militar en ambos
lados de la zona desmilitarizada, de una anchura de 4 kilómetros.
Aunque se han
firmado diversos tratados entre ambas naciones, las tensiones han seguido hasta
ahora, sobre todo por la militarización extraordinaria de Corea del Norte, que
posee un personal militar en activo de poco más de un millón de soldados,
mientras que Corea del Sur tiene 694,000 fuerzas en activo.
Los caminos de Dios
Durante el anuncio,
el cardenal salvadoreño dejó en claro que su colaboración con el Papa Francisco
estará dirigida a actuar en este tipo de conflictos. Su bagaje viene de haber
sido muy cercano al beato Óscar Arnulfo Romero; el seguimiento de su doctrina de
acercamiento a los pobres y el trabajo de reconciliación tras la guerra civil
de El Salvador, a fines del siglo pasado. De hecho, anunció que ya tiene la
primera invitación para ir a Seúl en fecha próxima.
Durante la Misa que
celebró para dar gracias a Dios por el nombramiento como el primer cardenal en
la historia de la Iglesia salvadoreña, Rosa Chávez dijo que él quería seguir el
camino trazado por su servicio a los pobres, “pero Dios tiene otros planes”. Y
agregó: “Un cardenal no es un príncipe… es un servidor que debe estar dispuesto
a derramar su sangre por Jesucristo”.
Quizá, en esta
primera misión asignada al cardenal por el Papa, no vaya a derramar su sangre,
pero, seguramente, se enfrentará a un conglomerado de intereses que van más
allá de la división en el paralelo 38 y sus 4 kilómetros de franja
desmilitarizada. Intereses que se arrastran desde la capitulación de Japón en
la Segunda Guerra Mundial y la disputa de los dos grandes bloques por el
dominio del mundo. O, cuando menos, de esa parte del mundo.
Jaime
Septién
Fuente:
Aleteia