El evangelio en mis manos
Hola,
buenos días, queridos reteros. Hoy queremos dar la bienvenida a sor Matilde,
una hermana profesa solemne de nuestra comunidad que, a partir de ahora, nos
acompañará también con sus retos. ¡Gracias, Matilde, por querer compartir con
nosotros tus experiencias, gracias por llevarnos al Señor! Y, ahora sí, ¡aquí
va el reto!
Hola,
buenos días, hoy Matilde nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Todas
las tardes, en la oración, leo el Evangelio. Quiero que Jesús, con su Palabra,
me regale algo de su misterio: “Todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a
conocer”.
Sin
embargo, cuando comienzo a leer, siempre noto que su Palabra está
"velada". Este hecho no me aparta de repetir y orar aquellas frases
que me marcan más; y así sigo, hasta que mi memoria retiene palabras y frases.
Las retiene, las repite, las quiero masticar hasta triturarlas, hacerlas mías…
y veo claro que lo de menos en la Palabra de Jesús es el entenderla. Aunque Él
mismo, a los discípulos de Emaús, “les abrió el entendimiento para que
comprendieran las Escrituras”.
¿De
qué comprensión hablaba Jesús? Del entender la fe, porque la fe se “percibe”, y
ésta es un regalo de Dios. Por tanto, es algo sobrenatural. Se tiene y se vive,
nos tiene como una madre sostiene a su niñito en brazos, y hay que dejarla que
nos nutra y haga su obra en nosotros.
Así
siento que la Palabra me va tomando para Sí. Yo no entiendo este camino de
gracia y Don, pero sé que Ella está ahí conmigo, aunque no sé a dónde me lleva
ni a dónde va, ni de dónde viene… es como el viento y el Espíritu, que nos coge
y nos arrastra adonde Él sabe... Pero lo importante para mí es que sé que
Cristo sí sabe de dónde viene y a dónde va, sé que Él es el amor, y se llama
Amor, y se me da como amor.
Hoy
el reto del amor es que te sientes tranquilo con el Evangelio entre tus manos y
que lo leas despacio. Escucha en tu corazón lo que quiere decirte hoy el Señor.
Si nunca has cogido el Evangelio de esta manera... ¡déjate sorprender por Cristo!
¡Él tiene algo que decirte!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma