La
vocación es una llamada de Dios que implica una escucha y una respuesta por
parte del ser humano, pero ¿qué se debe considerar al momento de discernir el
camino que Dios tiene para cada uno?
A
través de un vídeo,
el Centro de Estudios Católicos (CEC) propuso 3 claves para tomar en cuenta en
el discernimiento vocacional, tanto para el matrimonio como
para la vida religiosa.
1. Compromiso
En
primer lugar, “tanto el matrimonio como la vida religiosa implican un
compromiso amoroso de servicio a los otros”, explicó la Directora Editorial y
de Contenidos del CEC, Carolina Requena.
“Estar
enamorado es importante, pero no suficiente”, ya que “el llamado al matrimonio
implica una conversión de vida centrada en el cónyuge y posiblemente en los
hijos que puedan venir”.
En
el caso de la vida religiosa, esta “implica un llamado al servicio y a la auto
entrega” por los otros.
2. Paciencia
Por
otro lado, es importante considerar que “el discernimiento requiere paciencia”,
ya que en muchos casos los noviazgos pueden ser largos y la vocación religiosa
necesita de tiempo para afianzarse.
“La
consistencia de la vocación será probada por un tiempo”, explicó Requena. “A
una pareja le tomará un tiempo, quizás años, conocerse, cortejarse, para tomar
la decisión sobre su vocación al matrimonio”.
En
el caso de la vocación religiosa, “tomará años de seminario y formación, antes
de tomar votos de por vida”.
3. Mirada realista
“El
proceso para hacer compromisos de por vida se describe muy fácilmente y parece
muy ordenado y estructurado, pero es desordenado e imperfecto en la realidad”,
explicó la Directora de Contenidos del CEC.
“No
deberíamos buscar al cónyuge perfecto o a la comunidad perfecta. Incluso si
encontráramos a la pareja perfecta, el matrimonio no sería perfecto después de
casados”, aclaró.
“Eso
está bien”, continuó Requena, “es una realidad humana y así también de forma
tan humana y natural, debemos vivir ese proceso”.
El Centro de Estudios Católicos es un
punto de encuentro dedicado al estudio, la reflexión y el diálogo sobre
diversas realidades humanas iluminadas por la riqueza de la fe.
Por Bárbara
Bustamante
Fuente:
ACI