Arriesgando su vida, Noor
Lucman escondió en su casa a decenas de obreros, víctimas de una persecución
organizada por los yihadistas
Marawi,
donde violentos combates enfrentan desde el 23 de mayo al Ejército filipino con
yihadistas aliados de Daesh,
es también el escenario de hermosos episodios de solidaridad. En esta ciudad de
mayoría musulmana, los cristianos son perseguidos por los terroristas, que les
utilizan como rehenes, escudos humanos o les condenan a un futuro más funesto
aún.
Así
las cosas, poco después del comienzo de los combates, varios obreros
cristianos que trabajaban en el barrio del escritor musulmán Noor Lucman,
llamaron a su puerta para pedirle asilo. Al tanto de las graves amenazas que pesan
sobre ellos, les acogió de inmediato. Al día siguiente, se presentaron en su
puerta más desafortunados y disfrutaron de la misma hospitalidad. En total, 64
cristianos encontraron refugio en casa de Noor Lucman.
“Todos habrían sido
decapitados”
Por
poco esquivaron la catástrofe, ya que los terroristas llamaron a su edificio
para inspeccionar el lugar. Sin embargo, no llegaron muy lejos en su
investigación, ya que habían reconocido al escritor, que disfruta de una gran
notoriedad. “Si hubieran sabido que había cristianos escondidos en la
casa, los habrían decapitado o ejecutado a todos. Pero antes los terroristas
tendrían que haber pasado por encima de mi cadáver”, confesó a Russia
Today.
Cuando
se intensificaron los bombardeos por parte de las fuerzas gubernamentales y
visto que las reservas de alimentos empezaban a escasear, Noor Lucman decidió
por fin evacuar a sus protegidos. Aunque no sin riesgo. Las calles les dejaban
expuestos a la vigilancia de los francotiradores y las patrullas islamistas
podrían aparecer en cualquier momento. Providencialmente, los obreros
cristianos pudieron llegar por fin a un sector seguro de Marawi y expresar su
inmensa gratitud a su buen samaritano.
Aleteia Francés