HOY EL RETO DEL AMOR ES DARSE

Guantes protectores

Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

En la Toma de Hábito nos regalan un anillo que es un rosario. Para nosotras es muy significativo porque, aunque la alianza no te la entregan hasta la Profesión Solemne, este anillo representa ya un deseo de corazón de querer entregar la vida totalmente al Señor, de acoger esta alianza que Él quiere hacer con nosotros.

Desde que tomé hábito debe de ser que algo he ido adelgazando, y ahora mi anillo me queda un poco grande. Siempre lo he llevado en el dedo anular, aunque últimamente me lo paso al dedo corazón por miedo a perderlo. Pero, sinceramente, donde realmente me gusta llevarlo es en el anular, y, de vez en cuando, tiendo a volverlo a colocar ahí, a ver si me aguanta.

Y así me sucedió ayer por la mañana. Me puse los guantes para ir a por leña y encender la gloria, y, mientras trasteaba con troncos por aquí, periódicos por allá... noté perfectamente cómo se me resbalaba el anillo por el dedo hasta caerse del todo.

"Menos mal que llevo los guantes, que, si no, ya lo habría perdido", pensé. Y, con toda tranquilidad, me saqué el guante y volví a colocar el anillo en el dedo corazón.

Esto me ha hecho orar mucho. Desde que respondí a la llamada del Señor, siempre he deseado de corazón decirle un sí para siempre; pero, ante tal Don, cada día que pasa me voy dando cuenta de que la fidelidad es como este anillo, que lo ves en tu dedo y sabes que te queda grande, pero tienes claro que no te gustaría perderlo por nada del mundo.

Así que le preguntaba al Señor cuál es la clave para la fidelidad. Y pude sentir Su respuesta: "Lo único importante es que vivas enamorada; es decir, «en-amor-dada»".

Pero entendí mejor esta respuesta mirando Su Vida. Él es quien ha sido fiel con nosotros, porque, sin mirar ni un instante por sí mismo, se encarnó, pasando por un hombre cualquiera, pero haciendo lo que sólo Dios puede hacer. Él se dio totalmente, se entregó a sí mismo hasta morir y resucitar por ti y por mí. Y es Él quien está enamorado de nosotros, y nunca dejará de darse para que podamos experimentar Su Amor.

Por eso, aunque sientas que este anillo es más grande que tu dedo, no tengas miedo: ponte los guantes de la entrega. Porque, ¿quién se pone guantes? Aquel que va a realizar un servicio, o también aquel que no quiere pasar frío. Pues, si lo que deseas es vivir enamorado, experimentarás que es el Señor quien te mueve a dejar tu propio interés a un lado y a mirar por los demás. Te empujará a entregarte, a sentir con el corazón del otro, y tendrás la seguridad de que Cristo es tu guante. Es Él quien sostiene tu alianza de amor para que no lo pierdas. Y es Él quien mantiene tu corazón caliente para que no se enfríe.

Hoy el reto del Amor es darse; por ello, hoy invita a un café a la persona que el Señor ponga en tu corazón y vívelo desde 'en-amor-darse'. ¿Quién no quiere vivir enamorado? Déjate llevar por Cristo y vivirás la mayor felicidad que nunca antes hayas podido experimentar.

VIVE DE CRISTO


Fuente: Dominicas de Lerma