Recuerda que “el pesebre que preparamos en nuestras casas nos habla de este
gran misterio de esperanza”
El santo padre Francisco centró la
audiencia que realizó este miércoles en el Vaticano, en la Navidad que
llega. Así el Aula Pablo VI, donde se realizó debido a los días fríos
del inicio del invierno en Italia, el Papa visiblemente contento entró por el
corredor central saludando a los varios miles de peregrinos que le recibieron
con gran afecto y alegría.
En la
catequesis indicó que “contemplando el pesebre, nos preparamos a la
Navidad del Señor” y precisó que “será realmente una fiesta si recibimos a
Jesús, semilla de esperanza que Dios pone en los surcos de nuestra historia
personal y comunitaria”.
En sus
palabras en español dijo que “en las catequesis de los miércoles estamos
reflexionando sobre el tema de la esperanza. Hoy, a pocos días de la Navidad, contemplamos
la Encarnación del Hijo de Dios, que marca el momento concreto en el que la
esperanza entró en el mundo”.
Un momento
en el que “Dios se despoja de su divinidad y se acerca a su pueblo,
manifestando su fidelidad y ofreciendo a la humanidad la vida eterna”, dijo.
Precisó así
que “el nacimiento de Jesús, nos trae una esperanza segura, visible y
evidente, que tiene su fundamento en Dios mismo. Jesús, entrando en el mundo,
nos da fuerza para caminar con él hacia la plenitud de la vida y vivir el
presente de un modo nuevo” y que “el pesebre que preparamos en nuestras
casas nos habla de este gran misterio de esperanza”.
El
Pontífice precisó que “Dios elige nacer en Belén, un pueblito
insignificante. Allí, en la pobreza de una gruta, María, Madre de la
esperanza, da a luz al Redentor. Junto a ella está José, el hombre justo que
confía en la palabra del Señor; los pastores, que representan a los
pobres y sencillos, que esperan en el cumplimiento de las promesas de Dios, y
también los ángeles cantando la gloria del Señor y
la salvación que se realiza en este Niño”. Esto porque “Dios siempre escoge lo
pequeño, lo que no cuenta, para enseñarnos la grandeza de su humildad”.
El Santo
Padre concluyó estas palabras saludando a los peregrinos de lengua española, en particular a los provenientes de España y Latinoamérica: “Que por intercesión de la Virgen y de
san José, la contemplación del misterio de la Navidad nos ayude a recibir a
Jesús en nuestra vida, y podamos ser humildes colaboradores en la venida de su
Reino, Reino de amor, de justicia y de paz”. Y exclamó: “¡Feliz Navidad, llena
de esperanza para todos!”.