Testimonio desde Irak
y Siria de monseñor Nona, desterrado de Mosul con su pueblo y de monseñor
Georges Abou Khazen desde Alepo
El Papa Francisco ha escrito una carta navideña a los cristianos que viven en
Oriente Medio, una tierra que es un pesebre viviente, escenario donde familias
enteras sufren persecución y violencia.
El nacimiento de Jesús, fiesta para los
cristianos, mezcla villancicos, lágrimas y suspiros. ¿Hasta cuándo –escribe
Francisco- tendrá que seguir sufriendo Oriente Medio por la falta de
paz?''.
El
temor en Siria es que los cristianos sean exterminados y perseguidos por el ISIS
como ocurrió en Mosul, Irak. Monseñor Georges Abou Khazen cuenta al
periódico italiano Avvenire que en Alepo, Siria, hace mucho
frio. Los precios de la gasolina y el gas están por las nubes. Carne y
verduras cuestan cuatro veces más. 200.000 cristianos, una minoría del país,
abandonaron sus casas. El peligro acecha. Los milicianos del llamado ‘Estado
Islámico’ tienen campamento a pocos kilómetros de la capital siria.
El riesgo es que los fundamentalistas borren con las armas dos
mil años de presencia histórica de los cristianos en Oriente Medio.
Monseñor Abou Khazen dice que si en Siria el gobierno cae, los
cristianos pueden ser desterrados sin remedio como en Mosul, Irak.
En estas tierras de dolor existen pequeños milagros.
Buenos samaritanos musulmanes financian los comedores para asistir a los
cristianos que han perdido todo. En Alepo, “jesuitas, maristas,
hermanas de Madre Teresa, y franciscanos preparan comida todos los días a diez
mil personas debido a la generosidad de benefactores
musulmanes”.
En
Irak la navidad de los cristianos está llena de sombras pero no se ha perdido la
esperanza, a pesar de todo. El arzobispo refugiado de Mosul de los
caldeos Amel Nona explica al periódico de la Iglesia en Italia que los
cristianos de Irak viven la Navidad inmersos en el sufrimiento de la Sagrada
Familia porque, por primera vez, en la historia ‘los nazarenos’ viven fuera de
sus tierras.
“Hemos sido expulsados de nuestras tierras
perdiendo casas e iglesias, pero no dejamos el camino del Nazareno, que
nos da más energía para resistir y reforzar nuestra voluntad de que la
vida merece vivirla sólo por amor a Dios”, escribe monseñor
Nona.
Los
cristianos iraquíes de Mosul “lo han perdido todo pero siguen fieles a
Jesús y así no han perdido el bien más grande. Han escogido el Señor de
todo y para todos. El nacimiento de Jesús no es una fiesta normal para nosotros,
sino el nacimiento de una fase nueva en la cual prometemos al Nazareno seguir
siempre siendo fieles a su modo de vivir, porque estamos convencidos de que este
es el único camino para llegar a la perfección humana”.
Fuente: Aleteia
