El Pontífice reflexionó sobre el nacimiento de Jesús en Belén que “comienza a viajar cuando aún está en el vientre de su madre”
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Crédito: captura de pantalla/Vatican Media |
El Papa Francisco, de 88 años, se
vio nuevamente obligado a ceder a un colaborador la lectura de la catequesis
que tenía preparada para la Audiencia General de este miércoles 12 de
febrero por la bronquitis que padece.
“Yo todavía con la bronquitis no puedo, espero
poder la próxima semana”, aseguró el Pontífice antes de entregar el texto al P.
Luigi Giroli, de la Secretaría de Estado del Vaticano.
La enfermedad que sufre el Santo Padre,
una inflamación del revestimiento de los bronquios, le ha impedido desde el
miércoles pasado leer textos en voz alta, si bien no ha cancelado su
agenda.
En todo caso, todas las citas se
están desarrollando en la Casa Santa Marta, su residencia oficial
en el Vaticano, para evitar traslados innecesarios al Palacio Apostólico, lo
que le hubiera obligado salir al exterior, empeorando sus condiciones de salud.
En el texto que tenía preparado
para la Audiencia General, a la que asistieron más de 7.000 personas en el Aula
Pablo VI del Vaticano, el Pontífice reflexionó sobre el nacimiento de Jesús en
Belén que “comienza a viajar cuando aún está en el vientre de su madre”.
Citando el evangelio de Lucas,
constató que tras nacer en Nazaret, María y José se trasladaron a Belén para
registrar el nacimiento “como cualquier otro ciudadano”.
“Se somete al decreto de un
emperador, César Augusto, que se cree el amo de toda la tierra”, explicó el P.
Giroli. Asimismo, aseguró que este episodio muestra “la humildad de un Dios que
entra en la historia y no desestabiliza las estructuras del mundo, sino que
quiere iluminarlas y recrearlas desde dentro”.
Además, hizo hincapié en que
Jesús nace de una forma totalmente inédita para un rey porque no nace en un
palacio real, “sino en la parte trasera de una casa, en el espacio donde están
los animales”.
“Lucas nos muestra así que Dios
no viene al mundo con sonoras proclamas, no se manifiesta con clamor, sino que
comienza su viaje en la humildad”, señaló el P. Giroli, según la catequesis
preparada previamente por el Papa Francisco.
Los primeros testigos de este
acontecimiento son unos pastores, hombres “con poca cultura, malolientes por el
contacto constante con los animales, que viven al margen de la sociedad”.
Sin embargo, “Dios los elige para
que sean los destinatarios de la noticia más maravillosa que jamás haya
resonado en la historia”.
De este modo, “son los más
humildes y los más pobres quienes saben acoger el acontecimiento de la
Encarnación”. Por ello, llamó a los fieles a ser como los pastores “capaces de
asombro y alabanza ante Dios”.
“Pidamos al Señor saber discernir
en la debilidad la fuerza extraordinaria del Niño Dios, que viene para renovar
el mundo y transformar nuestras vidas con su proyecto lleno de esperanza para
toda la humanidad”, concluyó.
"No hemos nacido para
matar"
A pesar de sus frágiles
condiciones, el Papa Francisco quiso leer los saludos a los peregrinos de
lengua italiana al final de la Audiencia General. Como es habitual, mostró su
preocupación ante las situaciones de conflicto que vive el mundo.
“Pienso en tantos países que
están en guerra. Hermanos y hermanas recemos por la paz. Hagamos algo por la
paz. No os olvidéis que la guerra es una derrota siempre”, enfatizó.
Y añadió: “No hemos nacido para
matar sino para hacer crecer a los pueblos. Que se encuentren caminos de paz.
En vuestro rezos cotidianos, pedid la paz. Por la atormentada Ucrania, por
Palestina, Israel, Myanmar, Kivu del Norte (región de la República Democrática
del Congo), Sud Sudán…”.
“Hagamos penitencia por la paz”,
concluyó finalmente.
Por Victoria Cardiel
Fuente: ACI Prensa