Puede ocurrir que un cristiano tome decisiones guiado por el horóscopo y algunas otras formas de predicción, pero ¿la Iglesia permite estas prácticas?
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Cualquier
cristiano de buena fe puede caer en confusiones y dejar que ideas contrarias a
las enseñanzas de Jesús lo contaminen, y este el el caso del horóscopo, una
forma de adivinación que aleja a la persona de la doctrina cristiana: ¿qué dice
la Iglesia al respecto?
1. LA IGLESIA
RECHAZA EL HORÓSCOPO
El Catecismo de la Iglesia Católica señala que "todas las
formas de adivinación deben rechazarse". Pues bien, entre las
variadas formas de adivinación, el Catecismo cita las siguientes:
"...el
recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras
prácticas que equivocadamente se supone 'desvelan' el porvenir (cf Dt 18,
10; Jr 29, 8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia,
la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el
recurso a 'mediums'".
(n. 2116)
Continua
explicando el Catecismo que todas estas acciones "encierran
una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los
hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes
ocultos".
Además, estas
prácticas "están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados
de temor amoroso, que debemos solamente a Dios" (n. 2116).
Querer saber el
futuro es querer ser iguales a Dios, pretensión tan soberbia como absurda.
Debemos confiar a la Providencia divina nuestra vida, confiar en Dios como
Padre que es.
2. UNA CREENCIA
PELIGROSA
Primero,
digamos lo siguiente: la creencia en los horóscopos es peligrosa. Es casi como
creer en otra religión. Hay personas que intentan hacernos creer que no somos
libres sino que estamos determinados en todo por nuestro signo zodiacal.
No sería yo quien realiza su propia vida, sino que todo mi obrar
estaría dirigido por una extraña fuerza proveniente de las estrellas.
Pero nada de
lo que dicen los horóscopos está científicamente fundado. Lo que afirman
sobre Sagitario hoy, lo dirán mañana de Piscis y viceversa. Es un triste
problema que los horóscopos sigan haciéndose y, peor aún, que haya quienes se
creen todo lo que leen.
3. INSTRUIR LA
INTELIGENCIA Y LA CONCIENCIA
En el campo de
la educación, particularmente en la formación en la fe, hay que instruir
primero la inteligencia y la conciencia.
Un horóscopo es
efecto de la antigua astrología, no de la astrología natural, que es madre
de la astronomía científica, sino de la astrología judiciaria, que se
empeñaba en descubrir la influencia de los astros sobre el destino de los
hombres y de las cosas.
En este
sentido, hay que colocarlo dentro del fenómeno más amplio de las
"artes adivinatorias", entre las que la adivinación de lo que
iba a pasar cada hora tenía mucho peso entre los persas y los egipcios (oros-scopeo,
significa horas-mirar).
Los antiguos
astrólogos observaban cada hora, cada día, cada periodo, el universo,
esperando encontrar allí desde el pronóstico del tiempo climático hasta
las causas o los avisos de los acontecimientos sociales, bélicos,
religiosos o sanitarios.
4. DISTINGUIR
ADIVINACIÓN DE PROBABILIDAD
Se deben
analizar los rasgos históricos de la astrología y reconocer sus efectos
históricos.
La predicción
prospectiva; es decir: el análisis de los resultados que dependen de
variables observables, más que adivinación es predicción y previsión, con
más o menos grado de probabilidad. Así acontece con el tiempo atmosférico
o con la evolución de una enfermedad.
Pero la
predicción de lo que acontece de causas libres no es más que un engaño.
5. HAY QUE
DESHACERSE DE SUPERSTICIONES
Conviene
también enseñar a cada persona inteligente a deshacer supersticiones y
creencias que pueden perjudicar la convivencia.
Tal puede
ser el cultivo de actitudes deterministas o fatalistas, sean
teológicas, (Dios todo lo decide sin nosotros), biológicas (el cuerpo
tiene mecanismos ciegos e irresistibles) o sociológicas (el hombre depende
de sus circunstancias).
Evitar eso
también es ayudar a luchar por la libertad en la vida y, por lo
tanto, trabajar por la conquista del amor, don que los hombres pueden tener.
6. LA IGLESIA
SIEMPRE CONDENÓ LOS HORÓSCOPOS
La Iglesia
condenó y rechazó siempre todo lo relativo a la adivinación,
al espiritismo, al cultivo de vanas creencias. Recordó siempre que el
mundo ha sido creado por Dios y se rige por las leyes naturales y los
cuidados especiales de la Providencia.
En tiempos
antiguos ya hubo sínodos y concilios, como el de Toledo del
año 400 o el Concilio de Braga del 561, que rechazaron
frontalmente el culto o cultivo de la astrología.
Para vivir, los
hombres necesitan esperanza, serenidad, algo en lo que apoyarse. Los que creen
que Dios es providente y admiten que todo lo que pasa o lo quiere o lo
permite, no necesitan otros apoyos.
Los que no
tienen ese eje fundamental en su pensamiento, buscan con más o menos afán,
según su cultura y su sensibilidad, los caminos del azar, de la aventura,
para esconder sus desventuras, sobre todo si tienen ante sí peligros o
desconfianzas. "Mundus vult decipi", decían los antiguos. Es
decir: "El mundo quiere ser engañado".
Jorge Luis Zarazúa
Fuente: Aleteia