Lecciones en el tendedero
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El otro día
puse una lavadora con toallas y ropa del Noviciado. Cuando terminó, me fui al
tendedero, lo tendí todo y calculé que, a eso de mediodía, ya estaría seco:
¡había un sol radiante!
Siguiendo mis
cálculos, fui en busca de la ropa a la hora prevista y me encontré que… ¡las
toallas aún no se habían secado! Evidentemente, ya no estamos en pleno verano,
y hay prendas que necesitan más tiempo para secarse, ¡aunque haga sol!
Lo mismo puede
sucedernos a nosotros: en nuestro caminar, nos vamos encontrando con
experiencias diferentes. Algunas pueden ser sencillas, como las camisas, que se
secan rápidamente, y que podemos guardar en el corazón sin esperar más.
Sin embargo,
hay vivencias grandes, intensas, como las toallas, que, para secarse bien, para
poder guardarlas en nuestra alma, necesitan más tiempo al Sol con mayúsculas,
que es Cristo.
¡Y cuántas
veces queremos recoger la ropa demasiado rápido, pasando sin pensar a lo
siguiente! Podemos pasar meses haciendo una petición al Señor, pero, ¿cuántos
días dedicamos nuestra oración a dar gracias por sus bendiciones, a saborear
lentamente sus maravillas, a disfrutar de tanto amor recibido?
Qué bueno es
regalarse ese tiempo para recordar, para pasar de nuevo por el corazón esos
momentos de alegría, de gracia, de entrega… para disfrutar “hasta la última
gota”, ¡y vivir en acción de gracias!
Me apasiona ver
cómo el Resucitado camina sin prisa al lado de los discípulos de Emaús,
explicándoles las Escrituras: ¡toda una tarde de catequesis! El Señor no tiene
problema en dedicarnos tiempo, en hacer camino a nuestro lado, ¡no tiene prisa!
Pues sabe que así… “arderá nuestro corazón” (Lc 24, 32).
Ahora solo
falta que nosotros queramos frenar, disfrutar con Él… dejar nuestra toallas un
rato más al Sol.
Hoy el reto del
amor es darse tiempo. Te invito a que, al final de tu jornada, dediques unos
minutos a dar gracias al Señor por algo que hayas vivido en el día, una
experiencia en que hayas sentido Su amor abrazándote. No la guardes rápidamente
en tu corazón, ¡disfruta “secándola” con Él!
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
03 septiembre
2024
Fuente: Dominicas de Lerma