El Congreso Eucarístico Nacional de Estados Unidos está a punto de comenzar, atrayendo a decenas de miles de católicos en una peregrinación sin precedentes. Entre sus testimonios destaca el de Marina Frattaroli, de 26 años, considerada la «primera conversa» del Despertar Eucarístico promovido por los obispos del país.
Marina Frattaroli. Dominio público |
Tanto la peregrinación como el Congreso forman parte del llamado
Despertar Eucarístico, una iniciativa nacida en junio de 2022 por los obispos
estadounidenses para aumentar la devoción a la Eucaristía entre los fieles.
Paralelamente, han surgido una serie de iniciativas, desde la película Jesus
Thirsts: The Miracle of the Eucharist, hasta estudios sociológicos
sobre la creencia y devoción eucarística.
Este
evento tiene como una de sus protagonistas a Marina Frattaroli, considerada la
«primera conversa» del Despertar Eucarístico Nacional. A los 26 años, es una de
las peregrinas del Camino de Elizabeth Ann Seton que se dirige a Indianápolis.
Hasta hace poco, Marina participaba ocasionalmente en la Misa y consideraba,
como apasionada del arte, al catolicismo como la cuna del arte gótico. La menor
de tres hermanas, creció en Dallas en una familia presbiteriana. Sus pocos
momentos de contacto con la Eucaristía se remontan a cuando acompañaba a su
abuelo a Misa y cuando se encontró respondiendo una pregunta sobre la
transustanciación durante un examen universitario sobre las razones de la
Reforma protestante.
Cuenta
que su primera introducción al mundo católico fue en la universidad, «aunque no
lo reconocía». Fascinada por el arte gótico, decidió inscribirse en un curso de
historia de la Iglesia antigua, esperando encontrar en los estudios alguna
confirmación de su experiencia presbiteriana, pero encontró «extraño e
incómodo» que su atención se centrara en la importancia de la Virgen para los
Padres de la Iglesia o en las referencias a la asunción de la carne y la sangre
de Cristo. Al final de las clases, estaba perseguida por «una sensación de
incomodidad». Mientras tanto, también la atormentaban dudas sobre las posiciones
de otros cristianos en materia de moral sexual.
En
busca de respuestas, comenzó a leer la Biblia. Durante la pandemia del Covid,
encerrada en casa e inmersa en las redes sociales, descubrió conversaciones y
debates de católicos en X que la llevaron a reflexionar sobre la relación entre
la tradición, la interpretación de las Escrituras y la autoridad de la Iglesia.
La joven estudiante estaba relacionando sus nuevos descubrimientos con lo que
ya conocía sobre el gótico y el cristianismo primitivo cuando, después de
encontrarse con el Despertar Eucarístico, encontró una página que explicaba las
enseñanzas de la Iglesia sobre la Eucaristía.
Sorpresa,
pensaba que la Eucaristía debía relacionarse únicamente con el concepto de
transustanciación del que había oído hablar, pero nunca había profundizado en
su contexto devocional, hasta que descubrió la importancia crucial que tiene en
el catolicismo. Así lo explica:
«Esto
es de lo que hablaban los antiguos cristianos. Esto es por lo que los antiguos
cristianos eran acusados de ser caníbales, porque decían que habían comido la
carne de Jesús. Esto es por lo que las catedrales góticas son tan
sorprendentes, no solo porque son hermosas casas de culto, sino porque eran, de
hecho, casas construidas para Dios».
Su
viaje en la lectura de la Biblia alcanzó su punto más alto cuando llegó al
relato de la Última Cena. «Fue un poco aterrador», cuenta, «he sido una
cristiana que ama a Jesús... y he tenido momentos muy íntimos con Dios. Me
pregunté: '¿Cómo no me di cuenta de esto, si es tan cierto? ¿Debo dejar mi
Iglesia? ¿Estoy a punto de emprender este gran viaje que, si me lo hubieras
preguntado, probablemente habría dicho que no, porque no lo estaba buscando?'».
Convencida de las enseñanzas católicas sobre la Presencia Real, comenzó a
acompañar a su abuelo a Misa con más interés, y quedó sorprendida al verlo
arrodillarse y reconocer el gesto de reverencia hacia la Eucaristía, dándose
cuenta de que la fe católica también formaba parte del patrimonio de su
familia.
Cuando en 2020 se mudó a Nueva York para estudiar derecho, se topó con la autobiografía espiritual de Santa Teresa de Ávila, lo que revitalizó su interés. Así se acercó a los apostolados católicos del campus de Columbia. Y la primavera siguiente tomó la decisión de convertirse al catolicismo. Dos años después, en diciembre de 2022, escuchó «la catequesis más maravillosa, profunda y desafiante que se pueda recibir» impartida por el sacerdote Roger Landry, responsable del apostolado universitario y promotor del Despertar Eucarístico Nacional. Aún recuerda su primera comunión como «uno de los días más felices» de su vida.
Católica desde hace menos de un año, Marina ha estado participando
en la peregrinación durante semanas, y dice sentirse «como si Dios le
extendiera la alfombra roja». Ya ha atravesado Connecticut, Nueva York, Nueva
Jersey, Pensilvania, Maryland, Columbia, Virginia Occidental, Ohio e Indiana, y
faltan pocas horas para llegar a Indianápolis, el 14 de julio, después de 1.600
kilómetros de caminata.
«Al inicio del viaje, tuve que revisar totalmente mi idea de lo que era rezar ante la Eucaristía. Pasé de 'quiero profundizar en este misterio' a 'lo que necesito es simplemente descansar, descansar con Dios, confiar en Él más profundamente'», confiesa después de esta experiencia. «Este evento ha cambiado mi vida», comenta finalmente.
Hoy, para Marina Frattaroli, la Eucaristía «es un
misterio precioso y desconcertante. Soy una pensadora y me sorprende cuando
trato de pensarlo concretamente. Esta cosa que parece pan es Dios. Jesús está
aquí, en esta camioneta conmigo. Jesús me alimenta con su propia carne: cosas
obvias, pero desconcertantes. Todo lo que se puede hacer es descansar en su
presencia. Los misterios son demasiado grandes para ser comprendidos y el don
de su presencia es demasiado bello para renunciar a él».
Fuente: IlTimone/InfoCatólica