Como cada 24 de mayo, la Iglesia conmemora a María Auxiliadora, la advocación mariana conocida antiguamente como “María, Auxilio de los Cristianos”
Medalla de María Auxiliadora con la imagen del Sagrado Corazón en el reverso. Crédito: Cortesía de Gloria Blanco. Dominio público |
La Madre de Dios le pidió al santo que
construyera en la ciudad de Turín (Italia) un templo en su honor y que fuera
honrada bajo el título de “Auxiliadora”.
Tras esta aparición, San Juan Bosco inició en 1863 la
construcción de la iglesia, y lo logró a pesar de contar con muy poco dinero.
Gracias a la intercesión de María Santísima, el 9 de junio de 1868 tuvo lugar
la consagración del templo.
El santo solía decir que “cada ladrillo de este templo corresponde
a un milagro de la Santísima Virgen". Desde aquel
Santuario comenzó a extenderse por el mundo la devoción a María bajo el título
de Auxiliadora de los Cristianos.
La medalla de
María Auxiliadora
Con motivo de esta fecha señalada, ACI Prensa conversó con
Gloria Blanco, presidenta de la Asociación de María Auxiliadora en la Elipa de
Madrid, España.
Blanco definió la medalla de María Auxiliadora como “una luz que
llevas en el pecho frente a la oscuridad que nos rodea”.
“Es una luz que nos protege y nos recuerda quiénes somos”,
puntualizó.
La medalla de María Auxiliadora fue propagada por San Juan
Bosco, fundador de la Congregación de los Salesianos y de la Asociación de
María Auxiliadora, como una forma directa y sencilla de manifestar
exteriormente el sentimiento del corazón y el compromiso de vida
cristiana.
Los milagros de María Auxiliadora
Don Bosco distribuyó en Italia y en otros países numerosas
medallas con la imagen de María Auxiliadora en el anverso y la del Sagrado
Corazón o del Santísimo Sacramento en el reverso, que hacían referencia a los
dos pilares que el santo solía destacar.
Cuando repartía estas medallas, Don
Bosco aconsejaba llevarla siempre consigo, besarla en las tentaciones y
encomendarse a María Auxiliadora ante cualquier peligro. Fueron muchos los
milagros que obraron estas medallas, tanto físicos como espirituales.
“Poneosla al cuello... Acordaos que la Virgen os quiere mucho y
pedidle de corazón que os ayude”, solía decir San Juan Bosco, quien concebía
esta medalla no como un amuleto, sino como un medio para recordar el poder de
María y para animar a una constante y filial confianza en Ella.
María Auxiliadora solía ser invocada ante las
amenazas de desastres naturales como terremotos,
epidemias, etc.
De hecho, con la llegada del cólera a Francia, Don Juan Bosco
recomendó repartir estas medallas a los franceses y que rezaran: Maria
Auxilium Christianorum, ora pro nobis. Gracias a María Auxiliadora,
muchas familias francesas se salvaron del cólera.
Por
Almudena Martínez-Bordiú
Fuente: ACI
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