En la audiencia general del primer miércoles de enero, Francisco concluyó el ciclo de catequesis dedicado al tema del discernimiento
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En la primera audiencia general del 2023 el
Papa concluyó su ciclo de catequesis sobre el discernimiento y antes de iniciar
su reflexión dedicó palabras especiales a Benedicto XVI: "Su pensamiento
agudo y educado no era autorreferencial, sino eclesial, porque siempre quiso
acompañarnos al encuentro con Jesús”. El Pontífice exhortó una vez más seguir
rezando por el pueblo ucraniano que tanto sufre
Antes
de comenzar la primera catequesis del 2023, el Papa Francisco dirigió su
pensamiento a Benedicto XVI, a quien rinden homenaje miles de fieles, a poca
distancia del Aula Pablo VI:
“Su pensamiento agudo y educado no era
autorreferencial, sino eclesial, porque siempre quiso acompañarnos al encuentro
con Jesús. Jesús, el Crucificado resucitado, el Viviente y el Señor, fue la
meta a la que nos condujo el Papa Benedicto, llevándonos de la mano. Que nos
ayude a redescubrir en Cristo la alegría de creer y la esperanza de vivir”
En
la audiencia general del primer miércoles de enero, Francisco concluyó el ciclo de
catequesis dedicado al tema del discernimiento, completando el
discurso “sobre las ayudas que pueden y deben sostenerlo”, entre las que
destaca el “acompañamiento espiritual importante en primer lugar
para el conocimiento de uno mismo, que hemos visto que es una condición
indispensable para el discernimiento”.
El
Papa señala que es esencial ante todo "darse a conocer", incluso en
la propia fragilidad:
Es
importante, en primer lugar, darnos a conocer, sin tener miedo a compartir los
aspectos más frágiles, en los que nos descubrimos más sensibles, débiles o
temerosos de ser juzgados. La fragilidad es, en realidad, nuestra verdadera
riqueza, que debemos aprender a respetar y acoger, porque, ofrecida a Dios, nos
hace capaces de ternura, de misericordia, de amor. Nos hace humanos. No es
casualidad que la primera de las tres tentaciones de Jesús en el desierto -la
relacionada con el hambre- intente robarnos nuestra fragilidad,
presentándonosla como un mal del que hay que deshacerse, un impedimento para
ser como Dios. En cambio, es nuestro tesoro más preciado: de hecho, Dios, para
hacernos semejantes a Él, quiso compartir hasta el final nuestra fragilidad.
Las conversaciones clarificadoras y liberadoras de
Jesús
Evidenciando
que el acompañamiento espiritual “ayuda a desenmascarar incluso graves
malentendidos en nuestra consideración de nosotros mismos y en nuestra relación
con el Señor”, Francisco recuerda cuantas veces el Evangelio relata
conversaciones de Jesús, que se convierten en una experiencia de salvación, de
perdón, como es el caso de la samaritana, la de Zaqueo, la de la mujer
pecadora, la de Nicodemo, la de los discípulos de Emaús.
Contar
al frente de otra persona lo que hemos vivido o lo que buscamos ayuda, en
primer lugar, a aportar claridad en nuestro interior, sacando a la luz los
muchos pensamientos que nos habitan y que a menudo nos perturban con sus
insistentes estribillos: "Lo he hecho todo mal, no valgo nada, nadie me
comprende, nunca tendré éxito, estoy destinado al fracaso", etcétera.
Pensamientos falsos y venenosos, que la confrontación con los demás ayuda a
desenmascarar, para sentirnos amados y estimados por el Señor por lo que somos,
capaces de hacer cosas buenas por Él. Descubrimos con sorpresa formas distintas
de ver las cosas, signos de bondad que siempre han estado presentes en
nosotros.
El
Santo Padre subraya a continuación que “quien acompaña no sustituye al Señor,
no hace el trabajo en lugar del acompañado” sino que "camina a su
lado", animándolo a leer lo que se mueve en su corazón. El acompañamiento
- añade el Pontífice - puede ser fructífero si, por ambas partes, hemos
experimentado la filiación y la fraternidad espiritual. Y para ello es
indispensable formar parte de una comunidad itinerante:
Como
en el relato evangélico del paralítico, a menudo somos sostenidos y curados
gracias a la fe de otra persona (cf. Mc 2,1-5); otras veces, somos nosotros
quienes asumimos ese compromiso en nombre de un hermano o una hermana. Sin una
experiencia de filiación y fraternidad, el acompañamiento puede dar lugar a
expectativas irreales, malentendidos y formas de dependencia que dejan a la
persona en un estado infantil.
María, maestra de discernimiento
“La
Virgen María es maestra de discernimiento: habla poco, escucha mucho y guarda
su corazón”, afirma el Obispo de Roma. "Y las pocas veces que habla, deja
huella". Siempre señala a Jesús: En el Evangelio de Juan – evidencia el
Papa - hay una frase muy breve pronunciada por María que es una consigna para
los cristianos de todos los tiempos: "Hagan lo que Él les diga".
Hacer
lo que Jesús nos dice. María sabe que el Señor habla al corazón de cada uno, y
nos pide que traduzcamos esta palabra en acciones y opciones. Ella supo hacerlo
mejor que nadie, y de hecho está presente en los momentos fundamentales de la
vida de Jesús, especialmente en la hora suprema de su muerte en la cruz.
El arte del discernimiento, don de Dios
“Queridos
hermanos y hermanas, el discernimiento es un arte, - precisa Francisco - un
arte que se puede aprender y que tiene sus propias reglas. Si se aprende bien,
permite vivir la experiencia espiritual de manera cada vez más bella y
ordenada. Ante todo, el discernimiento es un don de Dios, que hay que pedir
siempre, sin presumir nunca de experto y autosuficiente”.
El
Papa concluye con una exhortación que nos recuerda constantemente el Evangelio:
"No temas”.
"¡No
temas!", nos repite el Señor también a nosotros: si confiamos en su
palabra, jugaremos bien el juego de la vida, y podremos ayudar a los demás.
Como dice el Salmo, su Palabra es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro
camino.
¡Quien cree nunca está solo!
Tras
la catequesis, saludando a los peregrinos de lengua alemana, el Papa Francisco
retomó las palabras "de nuestro querido difunto Benedicto XVI":
"¡Quien cree nunca está solo! Quien tiene a Dios por Padre tiene muchos
hermanos y hermanas. En estos días experimentamos de manera especial cuán
universal es esta comunidad de fe y que no termina ni siquiera con la
muerte".
Como los magos de Oriente, caminar con confianza hacia
Jesús
Dirigiéndose
a los peregrinos de lengua española el Papa Francisco recordó la próxima fiesta
de la Epifanía: "Pidamos a la Virgen María, maestra de discernimiento, que
nos ayude a crecer en la vida interior y a caminar, como los magos de Oriente,
confiando en las mediaciones que nos guían hacia su Hijo Jesús".
No nos cansemos de rezar por el pueblo ucraniano
Por último, el Pontífice exhortó a todos a
"perseverar en la cercanía afectuosa y solidaria con el martirizado pueblo
ucraniano, que tanto sufre, invocando para él el don de la paz". "No
nos cansemos de rezar. El pueblo ucraniano sufre - añadió sin texto - los niños
ucranianos sufren". Tras la bendición apostólica precedida del Padre
Nuestro en latín, un grito compartido por muchos fieles resonó en el Aula Pablo
VI: ¡Benedicto! ¡Benedicto!
María Cecilia Mutual
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