Es a partir de esta unidad, que el Dicasterio busca cómo celebrar de forma ecuménica el 1700 aniversario del primer Concilio de Nicea, que tendrá lugar en 2025
Plenaria del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos |
Francisco dijo
a los participantes en la Plenaria del Pontificio Consejo para la Promoción de
la Unidad de los Cristianos que ignorar las “divisiones entre los cristianos,
por costumbre o resignación, es tolerar la contaminación de los corazones,
siendo así terreno fértil para el conflicto”
En su discurso
a los participantes en la Plenaria del Pontificio Consejo para la Promoción de
la Unidad de los Cristianos, el Pontífice les dijo que en el siglo pasado, “la
conciencia de que el escándalo de la división de los cristianos tuvo un peso
histórico en la generación del mal que ha envenenado el mundo con el dolor y la
injusticia, conmovió a las comunidades creyentes, bajo la guía del Espíritu
Santo, a desear la unidad por la que el Señor oró y dio su vida”.
Y este anhelo
de unidad, les dijo, es el que hoy debe ser alimentado de nuevo, sobre todo
“ante la barbarie de la guerra”:
“El anuncio del
Evangelio de la paz, el Evangelio que desarma los corazones incluso ante los
ejércitos, sólo será más creíble si lo proclaman cristianos finalmente
reconciliados en Jesús, Príncipe de la Paz; cristianos animados por su mensaje
de amor y fraternidad universales, que trasciende los confines de su propia
comunidad y nación”.
1700 aniversario
del Concilio de Nicea
Es a partir de
esta unidad, que el Dicasterio busca cómo celebrar de forma ecuménica el 1700
aniversario del primer Concilio de Nicea, que tendrá lugar en 2025. Sobre este
Concilio, el Santo Padre recordó que, no obstante, los turbulentos
acontecimientos de su preparación y, sobre todo, del largo periodo de recepción
posterior, el primer concilio ecuménico fue un acontecimiento de reconciliación
para la Iglesia, que de forma sinodal reafirmó su unidad en torno a la
profesión de su fe.
El Papa sugirió
que el Concilio de Nicea ilumine el “camino ecuménico de hoy” para conducir a
nuevos pasos concretos hacia el objetivo de restaurar plenamente la unidad de
los cristianos. Sobre todo porque el 1700 aniversario del Primer Concilio de Nicea
coincide con el Año Jubilar.
La sinodalidad
desde el Concilio de Nicea
El Papa
Francisco, recordó que el primer Concilio Ecuménico fue un acto sinodal, ya que
manifestó a nivel de la Iglesia universal la sinodalidad como forma de vida y
de organización de la comunidad cristiana, al respecto el Santo Padre subrayó
la invitación que, junto con la Secretaría General del Sínodo de los Obispos,
este Dicasterio ha dirigido a las Conferencias Episcopales, pidiéndoles que
busquen el modo de escuchar, durante el actual proceso sinodal de la Iglesia
católica, también las voces de los hermanos y hermanas de otras Confesiones
sobre las cuestiones que desafían la fe y la diaconía en el mundo de hoy:
“Si realmente
queremos escuchar la voz del Espíritu, no podemos dejar de oír lo que ha dicho
y dice a todos los que han nacido de nuevo "del agua y del Espíritu"
(Jn 3,5)”.
Una plenaria
aplazada varias veces por la pandemia
El Pontífice
recordó además la dificultad que ha tenido el dicasterio en realizar su Sesión
Plenaria desde que comenzó la pandemia, sobre todo para poder realizarse en
forma presencial. La pandemia, señaló, con su trágico impacto en la vida
social de todo el mundo, también ha condicionado fuertemente las actividades
ecuménicas, impidiendo la realización de los contactos habituales y de nuevos
proyectos en los últimos dos años. Pero al mismo tiempo, afirmó Francisco, la
crisis sanitaria fue también una oportunidad para fortalecer y renovar las
relaciones entre los cristianos.
La
autosuficiencia y autorreferencialidad: obstáculos para el ecumenismo
El Papa dijo a
los participantes en la plenaria que un primer resultado ecuménico
importante de la pandemia ha sido una renovada conciencia de pertenecer a la
única familia cristiana, una conciencia enraizada en la experiencia de
compartir la misma fragilidad y de poder confiar sólo en la ayuda de Dios, y
añadió:
"Paradójicamente,
la pandemia, que nos ha obligado a mantener las distancias entre nosotros, nos
ha hecho darnos cuenta de lo cerca que estamos realmente los unos de los otros
y de lo responsables que somos unos de otros. Es esencial que sigamos
cultivando esta conciencia, y que tomemos iniciativas que hagan explícito este
sentimiento de hermandad y lo incrementen. De hecho, es fácil olvidar esta
profunda verdad. Cuando esto ocurre con las comunidades cristianas, nos
exponemos seriamente al riesgo de la presunción de autosuficiencia y
autorreferencialidad, que son graves obstáculos para el ecumenismo".
La guerra en
tiempos de pandemia
El Papa
Francisco, por último, afirmó con pesar, que antes que terminara la emergencia
sanitaria, el mundo entero se enfrentó a un nuevo y trágico desafío, la guerra
en curso en Ucrania. Además, señaló, que desde que llegó el final de la Segunda
Guerra Mundial, no han faltado las guerras regionales, hasta el punto de
que a menudo, el Papa ha hablado de una tercera guerra mundial a trozos,
dispersa por todas partes:
"Sin
embargo, esta guerra, tan cruel y sin sentido como cualquier otra, tiene una
dimensión mayor y amenaza al mundo entero, y no puede dejar de cuestionar la
conciencia de cada cristiano y de cada Iglesia. Debemos preguntarnos: ¿qué han
hecho y qué pueden hacer las Iglesias para contribuir al "desarrollo de
una comunidad mundial, capaz de lograr la fraternidad a partir de pueblos y
naciones que viven en amistad social" (Enc. Fratelli tutti,
154)?".
Patricia
Ynestroza - Ciudad del Vaticano
Vatican News