Acompañado por la reina, la princesa y la infanta presenta la tradicional ofrenda ante el patrón de España en la que, además, reivindica los valores jacobeos
Foto: Archidiócesis de Santiago de Compostela |
Acompañado por
la reina Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía, el rey Felipe VI ha
participado este domingo en la Eucaristía en la solemnidad de Santiago Apóstol
en la catedral de Compostela, celebración durante la que presentó la
tradicional ofrenda al patrón de Galicia y de España, al que pidió ayuda «para
cimentar los caminos de unidad, solidaridad y concordia que aseguran nuestra
convivencia en democracia y libertad».
Para el
monarca, la cultura jacobea «inspira desde Galicia la unidad de España; su
cohesión y su progreso –así como el del proyecto europeo– irradia un mensaje
que debe ser atendido». Y ha añadido: «Nos dice que los pueblos se construyen
sobre su personalidad y también sobre lo que tienen en común con otros pueblos,
con ese sentimiento de fraternidad. Ambos pilares son imprescindibles para
afrontar retos como el actual que nos exigen entender la complejidad de nuestro
tiempo».
Utilizando la
lengua gallega, ha invocado al apóstol, que, según ha dicho, «simboliza la
unidad». Alrededor de él, ha continuado, «se unió España y se une Europa». «En
torno a su memoria se levanta una catedral majestuosa que representa la
búsqueda de un ideal compartido por millones de personas; una catedral que
representa también una victoria sobre las negras sombras de las que se
lamentaba Rosalía de Castro», ha afirmado.
Además, Felipe
VI ha subrayado que la España que compartimos en la actualidad «es una obra
colectiva en la que los sueños de muchos antepasados se plasmaron en una
convivencia democrática», y que «somos una nación vinculada por el pasado, el
presente y el futuro, que vive y se expresa en lenguas y culturas tan ricas
como la gallega». En este contexto, ha defendido el valor de la corona como
puente entre pasado, presente y futuro, y símbolo «de la continuidad de nuestra
nación en la historia como comunidad política, cultural y humana».
«Son necesarios
faros que alumbren»
Por otra parte,
se ha referido a la crisis sanitaria y social provocada por la pandemia y ha
recordado que en momentos como estos «son imprescindibles faros que alumbren y
marquen la dirección en la oscuridad». Uno de ellos, ha citado, son los
ciudadanos que se volcaron con los demás.
Y ha
completado: «Este lugar en el que nos encontramos es una verdadera guía a la
que españoles de otras épocas dirigieron su mirada y en la que depositaron su
confianza en busca de una fuerza interior que les permitiera reponerse del
infortunio. Un lugar que guarda como el mayor de sus tesoros las plegarias de
nuestros antepasados pidiendo esperanza a su santo patrón».
Felipe VI ha
puesto en valor, asimismo, la peregrinación a Santiago, así como sus distintos
componentes: material y espiritual, tradicional y moderno. «Hacia Compostela
discurre un camino que recoge el espíritu de todos los que existen desde el
origen de los tiempos. Su fuerza para atraer y reconfortar a gentes de todas las
épocas, procedencias y motivaciones reside en que reúne la capacidad de todas
las sendas y veredas para crear comunidades más amplias que hagan la
convivencia más intensa, más fructífera», ha agregado.
El arzobispo Barrio
pide «volver a las raíces»
También el
arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio, ha apelado a la
unidad durante la homilía, al afirmar que con el apóstol Santiago
«hacemos memoria de la necesidad de identificarnos con la historia y persona de
Cristo, en la búsqueda paciente de la verdad para promover la cultura del
cuidado común que nos posibilita comprender la unidad y la historia de los
pueblos de España, vertebrada en lo común de todos y lo específico de cada
uno».
Tras constatar
que la situación actual está generando incertidumbre ante el futuro y afectando
a certezas que parecían consolidadas, ha recalcado la necesidad de «volver a
las raíces». «En una civilización occidental con el alma mermada, ya surgen no
pocas voces de pensadores fuera del cristianismo que afirman que necesitamos a
Cristo. Ciertamente solo Él da la esperanza para que la vida no se vea
condenada a la insignificancia. Pero la esperanza es inseparable del amor
solidario», ha señalado.
Fran Otero
Fuente: Alfa y
Omega