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Imagen referencial. Crédito: Pixabay. |
En ese sentido, el Prelado subraya que “no es
cierto que los cuidados paliativos sean la alternativa a la eutanasia, como si
ambos fueran acordes a la dignidad del enfermo y a la dignidad del personal
sanitario o del cuidador”.
Además cuestiona la intención de la clase política que
pretende legalizar la eutanasia, ya que “la legalización de cualquier acción inmoral
(aborto, eutanasia, etc) provoca inevitablemente el aumento y empeoramiento de
esas mismas acciones”.
Algo que ya se ha visto en otros países del entorno
europeo donde se comenzó “con la eutanasia de enfermos terminales que la
solicitan y se acaba planteando la posibilidad de aplicar la eutanasia a
enfermos que están en contra de ella incluso a niños en contra del
consentimiento de los padres”.
Y recordó unas palabras del Papa emérito Benedicto XVI
en su encíclica Spe Salvi donde destacaba que “la grandeza de la humanidad está
determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que
sufre. Esto es válido tanto para el individuo como para la sociedad. Una
sociedad que no logra aceptar a los que sufre y no es capaz de contribuir mediante
la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado también
interiormente, es una sociedad cruel e inhumana”.
“La Iglesia está llamada siempre a dar testimonio de
caridad operante en los casos de enfermos graves que necesitan cuidados paliativos,
así como una adecuada asistencia religiosa”, aseguró el Arzobispo de Toledo y
además insistió en la importancia de que se de “una nueva movilización
espiritual de las comunidades parroquiales y diocesanas en la creación o
potenciación de instituciones dependientes de la Iglesia para que quien se
acerca al momento de la muerte, se le brinden los cuidados paliativos, dentro
de los cuales están también los sacramentales, para que se culmine la vida
terrena con dignidad y se alcance así la salvación eterna”.
Y subrayó que “el Señor nos está instando a crear en
nuestra diócesis de Toledo un centro dedicado al cuidado digno de los enfermos
terminales o a la ayuda de la familia que los cuidan en sus casas”.
En ese sentido el Prelado aseguró que “se necesita la
colaboración de todas la fuerzas vivas y responsables de la sociedad en favor
de los enfermos que más sufren” y por eso destaca que actualmente es
especialmente importante “la sinergia entre la Iglesia y el Estado” para
“asegurar la ayuda necesaria a la vida humana en el momento de la fragilidad”.
E insistió en que “es necesario que todas las
instituciones se unan en el cuidado digno de los enfermos terminales, que
excluye la eutanasia, y ofrece los paliativos” y que “todas las instituciones
se unan en el cuidado digno de los enfermos terminales, que excluye la
eutanasia, y ofrece los paliativos”.
Ante esta importante misión, el Prelado animó a
tenderle “la mano al Estado” porque “nos importan los que sufren, los enfermos
y sus familias, no la confrontación ideológica” porque “con la eutanasia
pierden los enfermos, el personal sanitario y la sociedad misma; con los
cuidados paliativos ganamos todos”.
Fuente: ACI Prensa