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Monseñor Reig Pla, obispo de Alcalá |
Pero el objetivo de la carta se centra en la necesidad del anuncio del Evangelio en una sociedad descristianizada como la española. Es ya por tanto un “primer anuncio”.
“¿Qué nos ha pasado a los católicos españoles? ¿Cómo
hemos podido estar tan poco atentos a las voces proféticas de San Juan
Pablo II y Benedicto XVI? ¿En qué momento nos encontramos ahora y qué
podemos hacer?”, se pregunta Reig Pla.
"Una profunda crisis de
fe"
De este modo, el
obispo de Alcalá señala que “siendo testigo directo de todo este naufragio soy
también testigo de lo que es capaz de promover la fe cristiana, el encuentro
con Cristo y la potencia de la Palabra de Dios y de la Eucaristía cuando
configuran auténticas comunidades cristianas llamadas a ser la levadura en la
masa. Nuestra crisis no se
resuelve llamándola crisis política o crisis social, moral o religiosa. Lo que
caracteriza a nuestro momento actual, fruto de lo dicho anteriormente, es una
crisis profunda de fe y una ausencia de pensamiento crítico auspiciado
por la misma fe en Cristo”.
Pese a que los
últimos Papas han hecho constantes llamadas a la “nueva evangelización”,
monseñor Reig hace autocrítica y considera que “la Iglesia en España ha continuado dando la fe por supuesta por
la apariencia del catolicismo sociológico, y no ha sabido arbitrar, más
allá de las minorías, propuestas serias de iniciación cristiana. Se trata de
una ¡desmemoria’ epocal. Habituados a las ‘costumbres cristianas’ hemos
olvidado cómo gestar nuevos cristianos y cómo revitalizar la fe de nuestro
pueblo”.
Esto ahora se traduce –explica- en la falta de
matrimonios cristianos, en la alta tasa de rupturas familiares, la bajísima
natalidad, la cultura de la muerte y el laicismo cada vez más creciente. “Estamos ante una enfermedad
profunda que reclama de todos nosotros una etapa larga de purificación. El
Señor nos sitúa de nuevo en el exilio y nos faltan profetas que llamen a la
conversión para poder reconstruir de nuevo la ciudad y plantar en ella la
Cruz”, agrega.
"Recuperar el primer
anuncio"
Por ello, el obispo urge a “renovar la iniciación cristiana”, y por ello
“recuperar el primer anuncio que propone el encuentro con la Persona
de Cristo que vive en su Iglesia: es lo que los últimos Papas han llamado
“primera evangelización”. Esta urgencia nace por la presencia de otras
religiones o espiritualidades en la vida ordinaria, por la frecuente renuncia
de las familias a dar testimonio de la fe y transmitirla a los hijos (cuando
eran el sujeto tradicional del primer anuncio) y por una creciente deriva
moralista-humanista de la transmisión de la fe o, incluso, por una difusa
tendencia a una religiosidad vaga, sin los contornos personales de una adhesión
a Jesucristo y una consciente pertenencia a la comunidad cristiana”.
Recuerda en segundo lugar que “hoy se tiene mayor
conciencia en la catequesis de que no puede darse por supuesta la fe. Muchos de los niños, adolescentes
o jóvenes que están en los procesos de la catequesis son sujetos que no han
sido alcanzados por el don de la fe y viven una religiosidad sin
raíces verdaderamente cristianas y sin conciencia de ser y vivir como
discípulos del Señor”.
Ante esta situación, Reig Pla propone a los
sacerdotes y responsables parroquiales para este curso “promover el ‘primer anuncio cristiano’,
el anuncio del Kerygma, tanto en la predicación como en la catequesis
de todas las edades y para todas las edades y para todas las condiciones de los
destinatarios, incluidos los alejados o debilitados en su fe”. Por ello, anima
a “estudiar y dar a conocer las distintas modalidades del ‘primer anuncio’ y
presentar las distintas iniciativas y movimientos que existen en la Iglesia
centrados en el anuncio del Kerygma y en la evangelización”.
“Del mismo modo, las parroquias y las delegaciones
pueden dar a conocer estas modalidades y solicitar la presencia de los movimientos y realidades
eclesiales que les puedan ayudar. El objetivo, más allá del anuncio
del Kerygma, que debe ser permanentemente profundizado, es ir reconduciendo la
iniciación cristiana haciéndola desembocar en la gestación de nuevos cristianos
y de nuevas familias y comunidades cristianas”, incide Reig.
Jubileo por la
victoria de Lepanto
En la carta
pastoral, el obispo de Alcalá ha anunciado el jubileo por los 450 años de la victoria de Lepanto contra
los musulmanes y que tiene una especial significación en la diócesis, donde Luis de Requesens, Comendador
mayor de Castilla en la Orden de Santiago, y segundo de Juan de Austria en la
batalla, ordenó posteriormente construir un convento en Villarejo de Salvanés
por la Virgen de la
Victoria de Lepanto.
Para nosotros, católicos del siglo XXI, lo más
importante es recuperar un signo más de la intercesión de María que acompaña el
caminar de su pueblo. Nosotros
creemos en la Providencia y sabemos que Dios no está al margen de la historia.
Es más, conduce nuestra vida e ilumina nuestra historia para que desemboque en
el bien de los que aman al Señor (Cf. Rm 8, 28). Del mismo modo, la Virgen
María intercede por cada uno y se muestra como Madre, como quise recordarme en
mi lema episcopal: “’Muestra que eres Madre’”, explica el obispo Reig.
Por ello, con motivo de esta efeméride el obispo ha
solicitado a la Sagrada Penitenciaría de Roma un Año Jubilar que “nos ayude a
volver la mirada a la Virgen de la Victoria buscando su intercesión y para actualizar y propagar entre los
fieles, también los niños, las familias y las parroquias el rezo del Santo
Rosario privada y públicamente. Encargo a una comisión los aspectos
particulares de este Año Jubilar que se va a extender desde el primer domingo
de adviento de 2020 hasta la fiesta de Cristo Rey de 2021. En todo este año la
Imagen de la Virgen del Rosario y su convento en Villarejo de Salvanés serán
designados como lugares de peregrinación y de oración en comunión con las
imágenes del Rosario diseminadas en toda la diócesis”.
Y es que hay otros Lepantos en este momento de la historia. Así lo explica Reig: “el contexto en el que nosotros vivimos es muy diferente al que se vivió en el siglo XVI y que llevó a la batalla del Golfo de Lepanto. Sin embargo, este acontecimiento nos puede servir para profundizar en nuestra situación actual y para ser conscientes del combate que supone la vida cristiana. Como entonces ocurrió, los cristianos no estamos unidos, ni siquiera en el seno de la Iglesia Católica. Este es un motivo que nos debe invitar a la oración y a formar, unidos a Pedro, una liga santa de almas orantes invocando a María con el rezo del Santo Rosario y suplicando su intercesión”.
J. L.