Eva
Fernández, coordinadora de la Subcomisión de Procesos Formativos del Congreso
de Laicos
Foto: Acción Católica General |
¿Por qué debe
ser una prioridad la formación?
Estoy
convencida de que es una necesidad que están descubriendo muchos laicos, tanto
de parroquias como de asociaciones y movimientos. Se ve también en el instrumentum
laboris. La necesitamos para vivir nuestra fe, y para ser capaces de dar
respuesta a nuestra sociedad de una manera razonada y coherente.
¿De qué
hablamos cuando decimos formación?
La entendemos
como un proceso integral que ayuda a vivir la fe; no solo una cosa intelectual,
sino del corazón. Cuanto más la conoces y más la vives, más propicias el
encuentro con Cristo y más te pones en camino a la santidad. También nos ayuda
a discernir la voluntad de Dios en nuestra vida. Todo va a la par. Insistimos
mucho, además, en la idea de proceso. Muchas veces nos formamos puntualmente
sobre algo. Pero es importante que esté siempre, porque los itinerarios
catequéticos acaban y de repente los adultos nos damos cuenta de que llevamos
años sin nada similar.
¿Se apuesta por
ofrecerla en todas las realidades eclesiales de forma transversal, o exige
momentos e iniciativas concretas?
Hay una
formación básica que todos necesitamos. Pero es cierto que a partir de ahí y de
tu vivencia de la fe, vas discerniendo y hay momentos en que sientes que
necesitas algo más específico para dar respuesta a lo que el Señor pone en tu
corazón: la familia, cómo vivir la fe en tu profesión, el mundo del
sufrimiento…
¿Qué más
ingredientes necesita?
Además de
integral, debe ser comunitaria (aunque haya una parte personal), insertada en
una comunidad. Nunca hemos podido, y ahora menos aún, ir por libre. Y compartir
en grupo también hace que crezcamos, al escuchar y compartir la experiencia de
otros.
¿Y qué temas
hacen más falta?
Estamos
convencidos: doctrina social de la Iglesia.
Los movimientos
y ramas laicas de las congregaciones sí ofrecen más oportunidades para
profundizar en su carisma. ¿Es un reto mayor para las parroquias?
Lo es. Pero
también es algo que se está dando ya. También en parroquias. Muchas diócesis
están articulando para ellas una formación integral sistemática, con
itinerarios que proponen distintas asociaciones. Sé que Acción Católica
General, de la que soy presidenta, lo ofrece en más de 40 diócesis, abierto a
todos. Y hay otros. Creo que es un momento precioso en el que la gente está
descubriendo que tiene que dar respuesta a muchas cosas que hay en su corazón,
y profundizar en la fe le está ayudando. Pero queda camino por recorrer.
¿Qué camino, o
qué barreras?
La fundamental
es despertar esta sed en las personas que todavía no la tienen.
M. M. L
Fuente: Alfa y
Omega