Ayer la
esclavitud de negros, hoy la explotación sexual y el tráfico de órganos
Antoine Mekary | ALETEIA | i.Media |
Las
palabras de los Papas en el Día Internacional en memoria del comercio de
esclavos y su abolición.
“Todos hemos sido creados a imagen y semejanza
de Dios y tenemos la misma dignidad. Detengamos la esclavitud!”, se
lee en la cuenta de ayer en Twitter del papa Francisco. #IDRSTA
En varias
ocasiones, como jefe de la Iglesia católica, el Papa ha denunciado la
explotación cada año de miles de hombres, mujeres y niños como mano de obra o
que se convierten en víctimas inocentes de la explotación sexual y el tráfico
de órganos.
El comercio
de carne humana tiene odiosas raíces en la historia. Los esclavos son
mencionados en la Biblia. En efecto, el apóstol Pablo había pedido que los
cristianos tratarán a los esclavos como “hermanos”, mientras que Jesús fue más
radical invitando a sus discípulos a ser servidores y no a ser servidos.
En tiempos
menos remotos, la trata de negros fue calificada por el papa Pío II (1405 –
1464) de “crimen enorme”, en una carta dirigida a un misionero que partía hacia
Guinea. Precisamente, ayer, 23 de agosto, se celebró el Día Internacional en memoria del comercio de
esclavos y su abolición.
La fecha
recuerda que en la noche entre el 22 y el 23 de agosto de 1791, hombres y
mujeres africanos arrancados de sus tierras y vendidos como esclavos se
rebelaron contra el sistema opresor. Ese acto de resistencia sería un preludio
para lograr la libertad e independencia de Haití en 1804.
“De todos es
conocida la gravísima injusticia cometida contra aquellas poblaciones negras
del continente africano, que fueron arrancadas con violencia de sus tierras, de
sus culturas y de sus tradiciones, y traídos como esclavos a América”, nos
recuerda Juan Pablo II, en un mensaje de 1992, con motivo del V Centenario de
la Evangelización del Nuevo Mundo.
Esclavitud: pecado del
hombre contra el hombre
El Día Internacional en memoria del comercio de esclavos y su abolición es un
homenaje a todos aquellos que lucharon por la libertad y para promover el
conocimiento de su historia y cultura. Como Juan Pablo II recordó: ¿Cómo
olvidar los enormes sufrimientos infligidos a la población deportada del
continente africano, despreciando los derechos humanos más elementales? ¿Cómo
olvidar las vidas humanas aniquiladas por la esclavitud? Hay que confesar con
toda verdad y humildad este pecado del hombre contra el hombre” (Discurso a la comunidad católica de la
isla de Gorée, n. 3, 22 de febrero de 1992).
La Directora
General de la UNESCO, Irina Bokova, también nos indica que “el levantamiento de
esos esclavos” hace siglos, arraigado en la experiencia colonial y de
esclavitud que se extendió a escala mundial del siglo XV al XIX, “ha producido
un impacto
considerable en la lucha por la afirmación de la derechos humanos universales “contra
los prejuicios, la discriminación racial y la injusticia social”.
Bautizados esclavistas
Un crimen
cometido también por fieles de la Iglesia Católica. El Papa que más viajes ha
hecho a África, Juan Pablo II, ha denunciado que “durante todo un período de la
historia del continente africano, hombres, mujeres y niños fueron traídos a
America, arrancados de su tierra y separados de sus familias para ser vendidos
como mercancía. Estos hombres y mujeres han sido víctimas
de un vergonzoso comercio en el que han tomado parte personas bautizadas que no
han vivido según su fe”.
El comercio
de esclavos y la esclavitud han producido una tragedia de rencor y crueldad que
se ha llevado hasta nuestros días. Precisamente, el papa Francisco sigue
denunciando la esclavitud moderna, que en la actualidad afecta a más de 40 millones de personas en todo el mundo.
Además, como
hizo Juan Pablo II, Francisco denunció que hombres católicos ‘clientes de la
prostitución’ entran en la cadena de esa esclavitud moderna, “torturando” a las
mujeres víctimas de trata y expuestas en las aceras de las calles de Europa
como mercancía sexual.
“Levantemos
el velo de indiferencia que cubre el destino de quien sufre. Nadie puede lavarse
las manos ante la trágica realidad de la esclavitud de hoy”, lo escribió
Francisco en un tweet en el Día Internacional para la Abolición de la
Esclavitud el pasado, 2 de diciembre, para levantar su voz de denuncia sobre
este flagelo que afecta a los más vulnerables de la sociedad.
El Papa en África
La promoción
de la cultura de diálogo, posiblemente también esté presente en los discursos
del papa Francisco en su próximo viaje a África del 4 al 10 de septiembre
(Mozambique, Madagascar y Mauritius). En este contexto, el Obispo de Roma
podría tener palabras de esperanza para celebrar la vivacidad de las
tradiciones de la cultura africana y su influencia en las áreas afectadas por
el comercio de esclavos: America, el Caribe, el Océano Índico, el Medio Oriente
y Asia – que dio lugar a prácticas híbridas, costumbres y formas artísticas a
través de la dialéctica intercultural, los actos de resistencia a la dominación
y el anhelo por la libertad de millones de mujeres y hombres.
La
esclavitud no ha terminado
La Iglesia ha
denunciado que entre las causas que generan la esclavitud se encuentran hoy en
día, las guerras y los totalitarismos, por ello, entre los países con mayor
número de esclavos en el mundo se encuentra Corea del Norte, allí una persona
de cada diez vive en esclavitud, obligado por el Estado a trabajar por el ‘bien
de la patria’. Sucesivamente,
se encuentran Eritrea, Burundi, República Centroafricana. Además de Afganistán,
Mauritania, Sudán del Sur, Pakistán, Camboya e Irán.
La esclavitud afecta a países ricos como los Estados Unidos, Australia,
Reino Unido, Francia, Alemania, Países Bajos y muchos otros países europeos
entre los cuales también Italia, donde el comercio sexual y los flujos
migratorios crean un terreno fértil para la esclavitud y la prostitución.
En este
contexto, el papa Francisco ha insistido en varios discursos sobre la necesidad
de adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso,
poner fin a las formas modernas de esclavitud, la trata y asegurar la prohibición
y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el
reclutamiento y la utilización de niños soldados.
Según la ONU,
entre 2012 y 2014 fueron identificadas en 106 países más de 63.000 personas
como víctimas de la trata de personas, la mayoría de ellas -alrededor de un 70
por ciento- mujeres y niñas.
Desde 1994,
estos temas han estado presentes en la agenda global de la ONU, de los cuales
un hito sigue siendo el reconocimiento de la esclavitud y la trata como ‘crímenes contra
la humanidad’ en la Declaración de Durban de 2001.
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente:
Aleteia