Manzana
roja
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer,
cuando nos servían la fruta, la hermana se paró delante de mí y me preguntó:
-¿Quieres
fruta?
-No -contesté.
Ella
se quedó mirándome y cogió entre sus manos una manzana roja.
-Estas
manzanas están buenísimas, y además, mira... -dijo mientras comenzaba a frotar
la manzana con el delantal- ¿Lo ves? ¡Cómo brilla! De verdad que están muy
buenas...
-Vale,
vale, la cogeré -respondí sonriendo.
Ella
se fue tan contenta de que me comiera la manzana. Estoy segura de que pensó
que, sacándole brillo y poniéndola atractiva, me convenció. Pero no fue esto lo
que me llevó a comérmela; lo que realmente me llegó fue el cariño con que me lo
decía, lo convencida que estaba de que en la fruta había un bien para mí. Y el
cariño en sus palabras fueron las que me hicieron decir que sí a la manzana.
Qué
importante es que cuides tus palabras, el tono de tu voz al hablar, la forma y,
sobre todo, el amor que hay en tus diálogos. Dicen que vale más unas gotas de
miel que un barril de vinagre.
De
nuestro Padre Santo Domingo nos cuentan que, siempre que iban a hablar con él,
salían contentos, incluso cuando les corregía. ¡Qué amor y cuidado tendría en
sus palabras!
Porque
lo que realmente llega a la otra persona es el amor que pones en lo que haces y
dices; no es el exterior lo que convence, sino el interior. El amor tiene una
fuerza transformadora enorme, porque el amor tiene todo el poder de Dios. Como
nos dice el evangelista san Juan: “Dios es amor”.
Hoy
el reto del amor es cuidar ese recado que tienes que dar, o esa corrección que
tienes que hacer, o ese mensaje que tienes que transmitir. Cuidarlo con amor.
Y, cuando en el día de hoy utilices el WhatsApp, acaba tus mensajes poniendo un
emoticono de un signo de cariño. ❤️😘💞🥰😍😚💋
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma