Si ves que tu mente se
pone a divagar durante la oración, prueba con esto
Marie ACCOMIATO/CIRIC |
A
menudo, rezar puede ser difícil, en especial cuando rezamos en casa. Hay
innumerables cosas que pueden distraer nuestra atención y que nos dejan con la
duda de si nuestro tiempo de oración ha merecido la pena.
Hay
muchos tipos diferentes de distracciones durante la oración y cada uno necesita
su propia solución. Por ejemplo, mientras que algunas distracciones pueden ser
de inspiración divina, otras son simplemente distracciones humanas y requieren
cierta atención para desecharlas fácilmente.
En
particular, una forma en que podemos reducir las distracciones durante la
oración es colocarnos en un lugar que fomente la oración.
Al
lugar en que rezamos se le conoce a menudo como ‘oratorio’. La palabra
‘oratorio’ viene del latín ‘orare’, que significa ‘rezar’ y se utiliza más
habitualmente en referencia a una capilla pequeña.
La
localización más común de un laico para rezar es en su hogar. La mayoría no
tenemos una iglesia o una capilla al otro lado de la calle o no podemos darnos
el lujo de detenernos diariamente en una iglesia. Esto implica que la oración
personal se realiza con más frecuencia en el hogar.
Los
principales desafíos de rezar en el hogar son permanecer concentrados y entrar
en una disposición de oración. No es fácil rezar estando sentado en el sofá y
mirando a la televisión apagada o con los juguetes de los niños esparcidos por
todo el suelo alrededor de ti.
Por
eso es importante dedicar una parte de tu casa, apartamento o habitación a la
oración. Lo más común es que se le denomine “rincón de oración” e incluso
el Catecismo de la Iglesia Católica recomienda esta práctica.
Para
la oración personal, el lugar favorable puede ser un “rincón de oración”, con
las Sagradas Escrituras e imágenes, para estar “en lo secreto” ante nuestro
Padre (cf Mt 6, 6). En una familia cristiana este tipo de pequeño oratorio
favorece la oración en común. (CIC 2691)
Un
“rincón de oración” puede ubicarse físicamente en un rincón de una de tus
habitaciones o simplemente un lugar que de algún modo esté algo más separado
del ajetreo de la vida hogareña. En realidad, las opciones son interminables y
la única limitación es nuestra creatividad.
Los
cristianos orientales mantienen esta tradición creando un “rincón de los
iconos” en su hogar para la oración privada y familiar. Colocan varios iconos
en un rincón de la casa, creando así un espacio sagrado en cualquier habitación
donde se encuentre.
Cuando
se planea dedicar una parte concreta de tu casa a la oración, es apropiado
llenarla de varios artículos religiosos. Podrían ser varias piezas de tu obra
de arte religiosa favorita, velas que enciendas cada vez que reces o incluso
incienso que llene la casa de un aroma espiritual.
Sea
como sea, lo fundamental es poner intención. Piensa en ello como una manera de
invitar a Dios a tu hogar y dedicar una parte específica de tu casa a la
oración con Él. De este modo, puedes reducir algunas de las distracciones que
experimentes mientras reces y centrarte en Dios, en vez de en la pila de colada
delante de ti.
Philip
Kosloski
Fuente:
Aleteia