Restaurado
- rescatado
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer
me fijé en el cuadro que preside la escalera y, recordando su historia, no pude
más que sonreír.
Es
muy antiguo. El pobre no es de mucha calidad y estaba de lo más estropeado.
Pero incluso eso le daba “realismo”. En él se veía el rostro de María, con una
palidez mortal y ojos lúgubres, mirando hacia lo alto... Al parecer se trataba
de un detalle de otro cuadro más grande, que representa a la Virgen llorando a
los pies de la Cruz.
Enterados
de su mal estado, quisieron restaurarlo. Nos fueron llamando para compartirnos
las noticias:
-El
barniz se había oxidado, el cuadro no es oscuro...
-Alucinante:
los ojos de la Virgen no son apagados, sino brillantes.
-¡Esta
vez sí que es impresionante! Al limpiar el fondo, ¡ha aparecido otro rostro!
Parece que es san Juan...
Días
más tarde, nos avisaron de que habían terminado... ¡y que encima de las cabezas
de María y Juan habían aparecido unas llamas de fuego! Toda la vida creyendo
que era la Dolorosa a los pies del Crucificado, ¡y resulta que es Pentecostés:
María y los apóstoles recibiendo el Espíritu Santo!
Sonriendo,
el Señor me hizo descubrir que este cuadro nos representa a cada uno de nosotros.
Cristo
ha hecho una obra de arte en cada uno. ¡Conoce las maravillas que llevamos en
nuestro interior! Pero nuestro barniz puede oxidarse por las heridas en la
confianza, pueden desaparecer elementos tras las máscaras que nos ponemos para
protegernos, la tristeza y el agobio apagan nuestros colores...
Sin
embargo, ¡Cristo es el mejor Restaurador! Cuando el pecado destruyó la
Creación, no nos abandonó, sino que vino a redimirnos. Por muy estropeada que
esté una obra, ¡Él sabe las maravillas que hay detrás!
Cristo
quiere sacar la mejor versión de ti mismo. Pero, como todo en el arte, esto
lleva su tiempo. ¡Cristo es un Dios de Procesos! Podría cambiarte en un
segundo, pero prefiere hacer el camino de tu mano, para que tú mismo vayas
descubriendo con Él poco a poco las maravillas que ha puesto en ti. Por eso,
aunque veas mucho óxido en ti, ¡no es cuestión de rendirse, sino de ponerlo en
Sus Manos!
Hoy
el reto del amor es restaurar una obra de arte. Sí, ¡la obra de arte que es la
persona que tienes a tu lado! Tal vez veas en ella solo un cuadro oscuro, o te
haga sentir realmente como una “dolorosa...” No te quedes en el barniz externo,
no mires si está deteriorado, ¡ve más al fondo! Pídele al Señor poder descubrir
una cosa buena en esa persona y díselo. Su cuadro irá tomando luz, ¡hasta
llegar a Pentecostés! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma