¿Qué
despertar tienes hoy?
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Al
final hemos tenido que optar por cerrarle la trampilla. Sí, hablo de Jubi, que
por las noches aún sigue ladrando en busca de ese gato desconocido. ¡Es como un
“perro alarma”! No hace nada más que insistir avisándonos de que hay algo
extraño...
Pero
claro, eso de que no deje dormir a nadie... no podía ser. Así que las del Novi
decidimos cerrarle cada noche la trampilla. Ella, aunque tiene su caseta en el
interior del monasterio, tiene una trampilla por la que entra y sale a la
huerta cuando quiere. Pero estas noches nos aseguramos de que entre y se quede
dentro hasta la mañana siguiente.
Al
principio no le gusta nada verse encerrada, pero al fin todas dormimos. Y lo
que es realmente genial es que, al día siguiente, cuando bajamos a abrirle la
trampilla, nos saluda tan contenta como cualquier día, sin acordarse ni darle
importancia a la encerrona de la noche anterior...
Qué
curioso, qué sabia es la naturaleza para olvidar. Sin embargo, cuántas veces
nos levantamos con el pie izquierdo, y parece que estuviésemos enfadados por
algo. Suele suceder que, después, pensándolo, caemos en la cuenta de que la
noche anterior algún comentario nos sentó mal, o incluso nos sentimos mal con
nosotros mismos, y lo habíamos guardado sin poner solución hasta el día
siguiente.
Lo
mejor es que con Cristo cada día es una nueva oportunidad de comenzar, de
actualizar todo, de empezar a Vivir. Y, en cierta medida, la felicidad de
nuestro día depende de nosotros mismos, de que queramos abrir el corazón al
Señor y dejarnos inundar por su Amor, que nos toca de forma renovada cada día,
dándonos lo que más estamos anhelando, y todo lo necesario para vivir el día
apostando por el amor.
Cada
día se abren ante nuestros ojos dos caminos: el de volver al ayer, y retomar la
andadura por el mismo camino; o un camino nuevo lleno de Luz, lleno de
esperanza y de alegría. Jesús dice: “Yo Soy el Camino, el que me sigue tendrá
la Luz de la Vida”.
Hoy
el reto del amor es elegir el camino del amor. El Amor lo transforma todo: nos
trasforma a nosotros cuando nos dejamos alcanzar por Cristo, y transforma todo
nuestro entorno cuando entregamos agradecidos a los demás lo que hemos
recibido. Entrega tu pasado al Señor; no te agobies por el futuro, pues también
estará en Sus manos. Tan solo preocúpate por elegir hoy el camino de la
felicidad.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma