Remángate, échate una taza
de café (o una copa de vino) y ¡manos a la obra!
¿Tu
temporada de Adviento ha sido un fiasco? Bien, ya no estoy sola. La corona de
abeto que hice con tanto cariño se secó en una semana y terminó en el patio
trasero, en lo que resultó ser una metáfora bastante buena de mi situación
espiritual.
Quizás
tú empezaras el Adviento con grandes esperanzas y un puñado de resoluciones
excesivamente ambiciosas. Desde luego, ese fue mi caso. Iba a cantar himnos de
Adviento a mi hijo y leerle el Evangelio diariamente. Iba a reducir mi ritmo de
vida y dedicar más tiempo a lecturas espirituales. Como muy mínimo, iba a
recordar que de hecho es Adviento. Pero cuando llegó y pasó el domingo de
Gaudete, me di cuenta de que ni siquiera había conseguido lo mínimo.
Bueno,
el Adviento es corto este año, pero nada nos impide sacarlo adelante, incluso a
estas alturas. Si todavía no es Navidad, eso significa que todavía tenemos
trabajo que hacer, y no creo que haya nada que le guste más a Dios que una
buena conversión de última hora.
Remángate,
échate una taza de café (o una copa de vino) y ¡manos a la obra! Aquí tienes
unas cuantas ideas sencillas para devolver tu concentración al Año Litúrgico y
preparar nuestros tardíos espíritus para la Navidad, justo a tiempo.
Velas. Velas por todas
partes
Si
tienes una corona navideña o un centro de mesa, enciéndelo. Apaga las luces y
come a la luz de las velas. Si no tienes arreglos florales, come a la luz de
las velas igualmente, incluso si todo lo que tienes son velas de té. Cristo es
la luz del mundo y esperarle en penumbra es una forma de crear expectativa y
paz en el alma. La ausencia de la luz eléctrica habitual desde el techo te hará
sentir que está sucediendo algo especial; que es, en efecto, lo que está
pasando.
Limpia un poco
Quizás
odies limpiar. No te preocupes, muchas personas muy santas también. Pero si hay
un invitado muy importante que viene de camino, quizás al menos quieras echar
lejía en el aseo o retirar los platos del desayuno. Tú y yo esperamos al
Invitado más importante de todos y un poco de limpieza nos ayuda a recordar que
estamos anticipando algo grande. Hará que tu casa y tu alma se sientan un poco
más preparadas para la Navidad.
Pon música
No
escuchas música de Adviento en julio, ¿verdad? No, si la escuchas en algún
momento, es solamente durante estas cuatro cortas semanas del año. Eso implica
que te devolverá recuerdos nostálgicos de otros Advientos en los que quizás te
fuera mejor. Si nunca escuchas música de Adviento, pruébalo, porque es una
forma maravillosa de preparar el tono para la temporada y recordarte la
santidad de este tiempo. Para algo meditativo, me encanta el disco Benedictines
of Mary, de Advent at Ephesus. Aunque el Mesías de Handel es
especialmente bueno, ya que su letra está extraída directamente de la Biblia,
así que cuenta también como lectura espiritual. Pon tu música de fondo a lo
largo del día e irá filtrándose en tu alma.
No temas poner un poco de
decoración navideña
El
Vaticano puso su árbol de Navidad el 7 de diciembre, pero nosotros todavía
estamos a tiempo de sumarnos. De hecho, muchas personas esperan hasta la misma
Nochebuena para decorar. La escena de la Natividad y tu árbol son un poderoso
recordatorio de lo que viene de camino. Y no te preocupes sobre si está
perfecto o no. Mi árbol es de plástico y mi corona de abeto es la mar de
hortera, pero al menos están ahí. También me imprimí el Himno para
Navidad de Richard Wilbur y lo pegué en el espejo de mi cuarto de baño. Me
hace llorar siempre que lo leo, así que está funcionando.
Ve al confesionario
Si
haces todo esto, puedes considerar que tu preparación está completa para la
Navidad. Muchas iglesias extienden las horas en las que los sacerdotes escuchan
en confesión a medida que se acerca la Navidad. Si no puedes encontrar un
momento que se ajuste a tu horario, llama a la rectoría y arregla un encuentro
solamente para ti. Para eso está el sacerdote. No podrías darle a Jesús un
mejor regalo de cumpleaños.
Ea,
¿a qué esperas? ¡Esto no ha terminado todavía! ¡En marcha!
Anna
O'Neil
Fuente:
Aleteia